Un incendio de rápido avance y fuera de control, denominado “Hughes”, estalló este miércoles en el condado de Los Ángeles, forzando la evacuación de más de 19 mil residentes cerca del lago Castaic. En menos de dos horas, el fuego arrasó con más de 2 mil hectáreas, impulsado por vientos de hasta 80 kilómetros por hora, según informó el Departamento de Bomberos de California (Cal Fire).
Este nuevo incendio surge tras una semana en la que las autoridades lograron avances significativos en la contención de otros fuegos devastadores. El incendio Palisades, que destruyó más de 9 mil 300 hectáreas, está contenido en un 68%, mientras que el Eaton, en Pasadena, ha sido extinguido en un 91%.
Sin embargo, la crisis está lejos de terminar. Los múltiples incendios que asolan el área han dejado un saldo devastador: al menos 28 personas fallecidas, más de 16 mil 500 hectáreas quemadas, 15 mil estructuras destruidas y más de 150 mil personas evacuadas.
El Servicio Nacional de Meteorología (NWS) mantiene una alerta de condiciones climáticas críticas en el sur de California, incluyendo los condados de Los Ángeles y Ventura, debido a las fuertes rachas de viento y la sequedad extrema del terreno, factores que complican el control de los incendios.
Este desastre natural se perfila como uno de los peores en la historia de Estados Unidos, dejando tras de sí un paisaje de destrucción y un estado en alerta máxima. Las autoridades continúan trabajando contra reloj para evitar que la situación empeore y para garantizar la seguridad de los residentes.
