La Asamblea General de la ONU abrió este lunes una sesión especial sobre Ucrania, un tipo de reunión muy poco habitual, en medio de llamamiento por parte de los principales dirigentes de la organización a un alto el fuego inmediato.
Se trata de la undécima sesión especial de emergencia que celebra la Asamblea General en toda su historia y su convocatoria fue demandada este domingo por el Consejo de Seguridad como respuesta al veto por parte de Rusia de un documento para denunciar la guerra.
En la Asamblea, donde no hay poder de veto, los 193 Estados miembros de Naciones Unidas discutirán la situación en Ucrania y una resolución sobre el asunto, que se espera que se vote en los próximos días, probablemente el miércoles, según fuentes diplomáticas.
El texto en el que se está trabajando, que no tiene carácter vinculante, condenaría la invasión por parte de Rusia y exigiría la retirada de sus tropas.
El presidente de la Asamblea, Abdulla Shahid, abrió la reunión subrayando que la ofensiva militar rusa “es una violación de la integridad y la soberanía de Ucrania y es inconsistente con la Carta de Naciones Unidas”.
“Hoy, renuevo mi llamamiento a un alto el fuego inmediato, a todas las partes a ejercer máxima moderación y por un retorno completo a la diplomacia y el diálogo”, dijo Shahid.
“La Asamblea General con sus 193 Estados miembros representa la conciencia colectiva de la humanidad. La fuerza de esta Asamblea está basada en su autoridad moral. Demostremos el valor moral y usemos el debate de hoy no para alimentar la retórica de guerra, sino para dar una oportunidad a la paz”, añadió.
El secretario general de la ONU, António Guterres, también tomó la palabra para pedir un cese inmediato de las hostilidades y para advertir de que los misiles y bombardeos rusos están dejando víctimas civiles.
Guterres advirtió además que la guerra puede convertirse fácilmente “en la peor crisis humanitaria y de refugiados en Europa en décadas”.
El diplomático portugués se refirió además a la decisión del Kremlin de poner en alerta de sus fuerzas de disuasión nuclear y subrayó que “la simple idea” de un conflicto atómico “es inconcebible”.