Ucrania y Rusia se han acusado mutuamente de destruir la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, ubicada en el río Dniéper, a 60 kilómetros de la ciudad de Jersón, lo que ha provocado la inundación de las inmediaciones de la región. Ambos países han presentado versiones contradictorias sobre las causas de la destrucción de la infraestructura y han llevado a cabo acusaciones cruzadas.
El Mando Sur de las Fuerzas Armadas de Ucrania ha informado sobre la destrucción de la presa por parte del Kremlin, y ha iniciado una investigación para determinar la magnitud del daño, así como la velocidad y la cantidad de agua que podría afectar a las zonas cercanas en caso de inundación. El alcalde de Nueva Kajovka, Vladimir Leontiev, ha confirmado los ataques nocturnos a la central por parte de las tropas ucranianas, quienes habrían destruido las válvulas, lo que ha provocado un descontrolado flujo de agua río abajo.
Sin embargo, minutos antes de la declaración de Ucrania, Moscú ha afirmado que la presa se ha derrumbado debido a los daños, negando cualquier implicación en la destrucción. Según la agencia rusa TASS, las autoridades rusas han descartado los ataques como la causa del colapso de la presa.
El alcalde Leontiev ha afirmado que las autoridades locales están trabajando para mitigar las peores consecuencias de esta situación y ha denunciado el incidente como un acto terrorista de gran gravedad. Además, ha destacado que la reparación de la presa es actualmente imposible y que será necesario reconstruirla en el futuro.
El nivel del agua río abajo ha alcanzado los diez metros, lo que ha obligado a llevar a cabo numerosas evacuaciones en las localidades de Korsunka, Dnepianoe y otras áreas adyacentes, según informa la agencia rusa Interfax.
Ante esta situación, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha convocado una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional para abordar el colapso de la presa. El secretario del Servicio de Seguridad ucraniano, Oleksiy Danilov, ha confirmado esta convocatoria. El jefe de la Presidencia ucraniana, Andrei Yermak, ha calificado este incidente como un “crimen de guerra de los terroristas rusos” y ha denunciado el delito de “ecocidio”, ya que considera que los rusos serán responsables de las posibles consecuencias, como la privación de agua potable en el sur de la región de Jersón y Crimea, la destrucción de asentamientos y daños en la biosfera. También ha alertado sobre la posible amenaza que representa este incidente para la central nuclear de Zaporiyia y ha enfatizado que la seguridad de las personas es una prioridad.
Por su parte, los servicios de Emergencia rusos también han denunciado ataques ucranianos con misiles contra la presa, aunque aseguran que no han causado daños graves. La situación entre ambos países continúa tensa, y se espera que se intensifiquen las investigaciones para determinar las causas exactas de la destrucción de la presa y las posibles consecuencias para la región.