El presidente Donald Trump ha rechazado sistemáticamente la idea de que Rusia se inmiscuyó en las elecciones que lo llevaron a la Casa Blanca, desestimando tal afirmación como un engaño y una afrenta a la legitimidad de su victoria.
Sin embargo, en un encausamiento de 37 páginas anunciado el viernes, el fiscal especial Robert Mueller reveló los detalles de un plan ruso diseñado en parte para beneficiar la campaña electoral de Trump. Incluso muestra los contactos entre los extranjeros y los miembros de su campaña, aunque éstos desconocieran la trama.
El sábado, durante una conferencia en Alemania, el propio asesor de seguridad nacional de Trump, H. R. McMaster, dijo que “las pruebas son incontrovertibles ahora” de que Moscú interfirió en la campaña de 2016.
Hasta ahora Trump había aprovechado el hecho de que la “guerra de información” rusa, como la llamó un alto funcionario del Departamento de Justicia, comenzó en 2014, mucho antes de que el ahora presidente de Estados Unidos anunciara su candidatura a la Casa Blanca. Su equipo subrayó que los intentos rusos para sembrar discordia también beneficiaron supuestamente a Bernie Sanders, quien se postulaba para la candidatura presidencial demócrata.
Según Trump, el encausamiento también demostró que no hubo “ninguna colusión” entre su equipo de campaña y los rusos.
Sin embargo, el gobierno todavía tiene graves preocupaciones sobre la dirección de la pesquisa de Mueller, que no ha mostrado indicios de disminuir y que se ha ampliado para explorar la posible obstrucción de la justicia por parte del presidente y sus principales ayudantes.
“Rusia comenzó su campaña antiestadounidense en 2014, mucho antes de que yo anunciara mi postulación a la presidencia “, tuiteó Trump después de que se revelara la acusación de Mueller. “Los resultados de la elección no fueron afectados. La campaña de Trump no hizo nada malo: ¡no hubo conspiración!”, tuiteó.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, siguió minutos después con una declaración que hizo eco de la afirmación de “no colusión”, con letras mayúsculas.
Sin embargo, ni el encausamiento ni la oficina de Mueller han descartado cualquier posible colusión entre los rusos y la campaña para interferir en las elecciones.
Previamente, las agencias de inteligencia de Estados Unidos revelaron que otro esfuerzo ruso hackeó los correos electrónicos de la campaña del Partido Demócrata y de su candidata presidencial Hillary Clinton y los filtró a WikiLeaks en un intento por influir en las elecciones.
Mueller está investigando una reunión de 2016 en la Trump Tower entre Donald Trump hijo, el yerno del presidente Jared Kushner, ayudantes de campaña y ciudadanos rusos, quienes prometieron divulgar información dañina a Clinton de parte del gobierno ruso.
El subsecretario de Justicia, Rod Rosenstein, quien supervisa la investigación, eligió cuidadosamente sus palabras el viernes cuando declaró: “No hay acusación en el encausamiento de que algún estadounidense haya sido un participante a sabiendas de la supuesta actividad ilícita”.
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