
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, sostuvieron este jueves 5 de junio su primera conversación telefónica desde el inicio de la reciente escalada en la guerra arancelaria. La llamada, solicitada por Trump, busca aliviar las crecientes tensiones comerciales entre ambas potencias.
La conversación se produce tras múltiples acusaciones mutuas de incumplimiento de un acuerdo arancelario alcanzado en mayo, en el que ambos países pactaron una reducción temporal de aranceles durante 90 días: Estados Unidos del 145% al 30% y China del 125% al 10%.
Sin embargo, en las últimas semanas, Washington ha acusado a Pekín de bloquear exportaciones clave, como tierras raras y componentes necesarios para semiconductores y automóviles. Por su parte, China ha denunciado que Estados Unidos ha implementado medidas de “supresión extrema”, incluyendo controles a la exportación de chips y la cancelación de visados a estudiantes chinos.
La llamada telefónica ha sido interpretada como un intento de reactivar el diálogo y estabilizar las relaciones bilaterales. Sin embargo, no se ha informado de avances concretos ni de nuevos acuerdos. Analistas señalan que, aunque el contacto es un paso positivo, las diferencias estructurales y la desconfianza mutua continúan siendo obstáculos significativos para una resolución duradera del conflicto comercial.
En los mercados financieros, la noticia de la llamada provocó leves descensos en Wall Street, reflejando la cautela de los inversores ante la falta de resultados tangibles.
Se espera que ambas partes continúen las negociaciones en las próximas semanas, con la posibilidad de nuevas conversaciones de alto nivel. La comunidad internacional observa de cerca estos desarrollos, dado el impacto global de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China.










