Es 2004, Arturo Díaz estudia Medicina, se sorprende cuando uno de sus profesores —ante la falta de equipo— construye un nebulizador con un envase de refresco para evitar que un paciente con crisis asmática muera. A 15 años de distancia, Arturo ya es especialista en anestesia y reanimación, pero todavía tiene que improvisar por carencias de insumos y equipo que hay en el hospital donde trabaja.
“Este problema es muy viejo, yo no creía cuando veía a mis profesores usar botellas de Coca-Cola para salvar una vida, o cuando mandaban a los familiares de los pacientes a comprar gasas.
“Es muy triste dejar de ser espectador y convertirse en protagonista de situaciones así, lo peor es que pareciera que las autoridades no lo ven”, manifiesta.
El pasado martes 19 de febrero, la imagen de un garrafón de plástico usado como casco cefálico para proveer de oxígeno a un bebé se hizo viral. El hecho ocurrió en el Hospital Comunitario del municipio de Magdalena de Kino, en Sonora.
La reacción de la gobernadora de la entidad, Claudia Pavlovich, fue destituir a Rebeca Villa Morales, directora de la unidad médica, lo que fue reprobado por personal de salud de distintas partes del país e incluso por Enrique Claussen Iberri, titular de Salud del estado.
Gustavo Leal Fernández, investigador en políticas de atención a la salud de la UAM Xochimilco afirmó que la falta de insumos, desabasto de medicamentos y equipo en los hospitales del sector salud no es un tema nuevo para las tres órdenes de gobierno, pero no han logrado erradicar la situación.
Confía en que durante la administración del secretario de Salud federal, Jorge Alcocer Varela, se ponga más atención a las necesidades de las clínicas y de su personal.
“Todos los días hay actos heroicos de los médicos. Un rasgo característico de la medicina mexicana es que se trabaja con lo que hay, entonces, en lugar de separar de su cargo a la directora del hospital en Sonora, tendrían que verificar las condiciones en las que trabajan.
“Espero que la nueva administración revise estas situaciones y haga algo por erradicarlas, que le dé a los profesionales de la salud lo necesario para que ejerzan la medicina de manera digna”, asegura.
Todos los días Arturo vive dos realidades distintas: por la mañana labora en un hospital público de la Ciudad de México, ahí tiene que ingeniárselas para atender a los derechohabientes ante la falta de insumos tan básicos como gasas y alcohol, mientras que por las tardes trabaja en una clínica privada, donde, afirma, está en el paraíso.
“Es curioso porque en el sector público todos los días trato de crear alternativas para no fallarle a mis pacientes, no los voy a mandar a comprar gasas o vendas, porque aunque no son cosas caras, ellos no tienen por qué pagarlo. Por las tardes, cuando llego al hospital privado, me siento en la gloria, tengo suficientes insumos y equipo, pero claro, no toda la gente se atiende ahí”, dice.
El especialista en anestesia lamenta que en redes sociales la sociedad haya “linchado” a los médicos que usaron un garrafón para lograr que un bebé pudiera respirar: “Nosotros no podemos decir: ‘No puedo o no tengo’ porque de eso depende la vida de un papá, una mamá, de un hijo. Tenemos que ver qué alternativas hay, agotar toda posibilidad con lo que esté a nuestro alcance, porque eso hace la diferencia entre vivir o morir”.
#YoTambiénImproviso
Como respuesta a la destitución de la directora del Hospital Comunitario del municipio de Magdalena de Kino y a las críticas que miles de ciudadanos hicieron a través de sus cuentas de Facebook y Twitter en reclamo a la atención que se le dio al recién nacido, profesionales de la salud crearon los hashtags #YoTambiénImproviso y #TodosImprovisamos como apoyo a sus colegas de Sonora.
Con imágenes de botellas de plástico en sustitución de equipo médico, como máscaras de oxígeno, aerocámaras, bolsas para suero, así como cajas de cartón usadas como incubadoras y salas de espera que se convierten en sala de partos médicos, enfermeras, anestesiólogos y demás personal de salud mostraron que en México se improvisa todos los días con tal de no dejar sin atención a las personas.
“Nuestro trabajo como médicos es preservar la vida, quizá no contamos con la mejor tecnología, nos hacen falta insumos y personal, pero dejamos todo nuestro empeño en atender a los mexicanos”, compartió el médico José Carlos Flores en sus redes sociales.
Laura Ortega se dedica a la medicina familiar y trabaja en un hospital público. Recuerda que desde su formación profesional aprendió que improvisar a veces salva vidas: “No es ninguna novedad, en México nos enseñan a ser resolutivo, eficaz, a no decir ‘no se puede, o si no tengo esto, no lo hago’”.
Oriunda de Yucatán, Laura considera que los profesionales de la salud en el país nunca han levantado la voz para decir que no pueden trabajar por falta de material, por ello, las autoridades federales no solucionan el problema de raíz.
“No vamos a decir que no podemos trabajar, pero eso también ha generado apatía, nadie voltea a ver la agonía de las instituciones de salud por falta de insumos. No es culpa de los médicos ni de las enfermeras”, dice.
En su trayectoria profesional, la doctora ha tenido que atender cuatro partos a la vez con una sola enfermera y en una sala donde “sólo se debería atender un parto”.
Cuenta con tristeza que hay pacientes que requieren reposo, pero “siempre faltan camas y se les acuesta en cajas de cartón”, o ante la falta de tripiés para colocar el suero “los familiares deben sostenerlo todo el tiempo que está conectado a la vena de su paciente”.
Laura pidió a las autoridades y a los ciudadanos “no criticar sin ser empáticos. Pónganse en nuestros zapatos, no somos mártires porque no, pero tampoco se vale que nos tachen como lo peor para la salud de México cuando lo que tratamos de hacer es mantener con vida a la gente”.
Arturo Díaz coincidió con su colega e invitó al presidente Andrés Manuel López Obrador a que visite los hospitales públicos del país y que conozca sus realidades: “Las autoridades, del color que sean [partido político] y se paran el cuello y dicen que hicieron tal hospital en tal lado, pero eso no beneficia, de nada sirve un hospital nuevo si no tiene insumos, equipos, recurso humano. Ojalá el Presidente fuera a una clínica pública y vea con qué cuenta y a toda la población que atiende”.
Deficiencias y falta de material
En marzo de 2017, un informe de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios reveló que al menos 122 instalaciones médicas del país tenían anomalías en materia de salubridad.
Resaltó la falta de limpieza en la ropa de cama, suciedad en diversas áreas, carencia de insumos como gasas, jeringas y sábanas limpias, así como la falta de higiene en la preparación de alimentos y soluciones de uso médico.
En la revisión realizada por la comisión reguladora se detectó que en algunos centros médicos había personal insuficiente y no todos tenían título y cédula profesional, medicamento caduco, limpieza ineficiente, exceso de polvo, equipos médicos no esterilizados y desabasto de medicamentos.
El investigador en políticas de atención a la salud de la UAM Xochimilco, Gustavo Leal Fernández, reiteró su llamado a la nueva administración “para que revisen hospital por hospital, identifiquen carencias y mejoren las condiciones en las que trabajan miles de médicos, para que no tengan que improvisar y no sean linchados mediáticamente por cumplir con su labor”.
Fuente: http://www.lacronica.com