El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha manifestado su intención de adquirir 20 aviones para ampliar la flota de la nueva aerolínea mexicana de aviación. Sin embargo, la columnista Lourdes Mendoza, en El Financiero, advierte sobre las complejidades financieras y estratégicas que esto implica.
Mendoza describe la propuesta como un “capricho aéreo”, señalando que la compra de aviones no es una práctica regular en la industria, dado que hay opciones de arrendamiento a largo plazo y ciclos de renovación de aeronaves establecidos. Además, el presidente no ha especificado la marca de los aviones, aunque el Gobierno mantiene un acuerdo de cooperación con Boeing.
Según Mendoza, los aviones Embraer E2 podrían ser una opción, con un costo aproximado de mil millones de dólares por los 20 aviones. Esto equivaldría a más de 10 veces la venta del avión presidencial, que requirió una inversión inicial de más de 200 millones de dólares y continúa siendo subsidiado por el erario público.
Los precios de los aviones también se acuerdan individualmente con cada comprador, y si se considera el precio de lista, el costo total podría ser aún mayor, ya que cada avión Embraer E2 tiene un valor entre 72 y 84 millones de dólares.
En 2022, una aerolínea canadiense adquirió la misma cantidad de aviones por un total de mil 520 millones de dólares, según los precios de ese entonces.
Inicialmente, la flota de la nueva aerolínea mexicana consistiría en diez aviones Boeing 737. Sin embargo, para evitar retrasos en el inicio de operaciones, la Secretaría de la Defensa Nacional cedió tres equipos 737-800. Además, Mexicana ha optado por alquilar dos aviones de TAR, una empresa con base en Querétaro que opera rutas regionales.
Se espera que el proyecto de la nueva aerolínea mexicana de aviación genere más debate a medida que se desarrollen los detalles sobre la adquisición de los aviones y su impacto en el sector aeronáutico nacional.