El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha expresado su descontento con las nuevas barreras fronterizas impuestas por el gobierno de Texas, calificándolas como “publicitarias” y “muy vulgares”. Estas medidas incluyen un cerco de alambre y una barrera de boyas en el río Bravo, que busca evitar el paso de migrantes hacia Estados Unidos.
Durante su conferencia de prensa matutina, López Obrador instó a sus compatriotas a no votar por el gobernador de Texas, Greg Abbott, ni por los legisladores del Partido Republicano que respaldan estas acciones. El mandatario afirmó que estas medidas son meramente publicitarias y buscan engañar al pueblo estadounidense, presentándose como estrictos en la seguridad fronteriza y culpando a los migrantes por el tráfico de drogas.
López Obrador desestimó estas afirmaciones, calificándolas de “puro cuento” y “pura mentira”. En mayo pasado, poco antes de la finalización de la medida migratoria conocida como Título 42, el gobernador de Texas anunció la instalación de boyas gigantes para crear una barrera flotante en el río Bravo, con el objetivo de reforzar la seguridad fronteriza. También se incluyeron medidas como el envío de migrantes en autobús a estados gobernados por demócratas y la autorización para que la Guardia Nacional realizara arrestos.
El presidente mexicano criticó la eficacia de estas acciones, argumentando que son meramente políticas y que incluso las vallas colocadas tienen un color naranja llamativo para generar mayor impacto visual. Además, subrayó que las boyas cubren una extensión limitada de aproximadamente 300 metros, mientras que la frontera entre México y Estados Unidos tiene más de 3 mil kilómetros.
López Obrador desafió al gobernador de Texas a acelerar el proceso de colocación de las boyas, recordándole que la frontera total abarca 3,180 kilómetros y que Texas cuenta con una extensión considerable de frontera con México. A su vez, el presidente minimizó el incidente diplomático entre México y Estados Unidos generado por la instalación de las boyas, considerando que se trata de mera politiquería y que no se debe tomar en serio.
Enfatizó que la preocupación principal del gobierno mexicano es garantizar el trato digno y la protección de sus ciudadanos en la frontera, y que la controversia generada por Texas es simplemente una táctica política sin fundamento real.