Ciudad de México – Desde su llegada al poder en diciembre de 2018, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha extinguido más de 100 fideicomisos destinados a diversas áreas, incluyendo la atención a desastres, investigación y el fomento a la cultura, acumulando alrededor de cien mil millones de pesos en recursos, según estimaciones de expertos.
Carlos Urzúa, economista y primer secretario de Hacienda de esta administración, ha expresado su preocupación sobre el destino de los recursos obtenidos a través de la eliminación de fideicomisos. En particular, Urzúa apunta a los fideicomisos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuya eliminación fue aprobada recientemente por los diputados de Morena. El economista teme que estos fondos sigan el mismo camino que otros recursos destinados a las denominadas “obras emblemáticas” del gobierno, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y los aeropuertos de Santa Lucía y Tulum.
“Le puedo decir que en el 2020 se extinguieron más de 100 fideicomisos y lo que se ordeñó de los fideicomisos fue el orden de 70 mil millones de pesos. Uno de los icónicos, pero no recuerdo cuando tenía en su panza en el último año, fue el Fondo de Desastres Naturales, que se utilizaba para ayudar a comunidades, municipios, estados, en el caso de desastres”, expresó Urzúa.
El investigador y académico del Instituto Tecnológico de Monterrey señala que el gobierno no solo ha tomado dinero de fideicomisos creados por administraciones anteriores para diversos fines, sino que también ha utilizado recursos acumulados en fondos como el de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas y el de Estabilización de los Ingresos Petroleros. Estos fondos, que en 2018 tenían un saldo de 279 mil millones de pesos, se redujeron significativamente a apenas 25 mil millones en 2022.
El año 2020 marcó un precedente con la extinción de fideicomisos, incluyendo el Fidecine, destinado a incentivar la producción cinematográfica, y el Fideicomiso de Atención de Desastres. Sin embargo, estos recursos no se dirigieron hacia áreas como educación o salud, sino que se destinaron a proyectos prioritarios del gobierno.
“En este caso del 2020, lo que se sabe es que la gran mayoría, generalmente tarda uno como dos años en saber, porque entra a una especie de licuadora, que es la Tesorería de la Federación, en la que entran todos los ingresos del gobierno, y luego viene el rastreo de todo. Casi todo se fue al Tren Maya y los aeropuertos, lo que yo llamo los elefantes blancos del señor presidente y lo mismo va a suceder con los fideicomisos que están extinguiendo”, aseguró el investigador.
La extinción de estos fideicomisos ha generado preocupación entre los críticos del gobierno, quienes temen que la falta de transparencia y el enfoque en proyectos específicos puedan afectar negativamente a sectores que históricamente han dependido de estos fondos para su funcionamiento y desarrollo.
