En el marco de su segunda visita a Baja California, el Presidente Andrés Manuel López Obrador restó importancia al preocupante aumento del consumo de drogas en el segundo estado con más homicidios en México. A pesar de los datos alarmantes presentados por la Secretaría de Defensa, que coloca a Baja California como la segunda entidad más violenta del país en términos de homicidios dolosos y tasa delictiva, el mandatario minimizó el problema durante un evento de su gira.
López Obrador admitió que el consumo de drogas ha experimentado un ligero aumento, pero lo describió como “poquito”. Utilizando al estado de Guanajuato como ejemplo, atribuyó la violencia en la región al narcotráfico y el narcomenudeo. A nivel nacional, afirmó que el aumento del consumo es mínimo y que la situación no se compara con la problemática de opioides en Estados Unidos.
Contrario a las estadísticas que muestran un incremento en indicadores como distribución, aseguramientos y atenciones por sobredosis, el presidente destacó la importancia de fortalecer los valores y la familia mexicana como principal institución de seguridad social para combatir la violencia y el consumo de drogas.
Sin embargo, la realidad contrasta con sus declaraciones, ya que informes tanto oficiales como privados revelan un aumento en la problemática de drogas, especialmente opioides, en la región. Con Baja California en el foco de la violencia, la discrepancia entre la percepción presidencial y la realidad plantea preguntas sobre las estrategias y acciones necesarias para abordar la compleja situación en el estado.
