El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha marcado distancias respecto a la investigación por corrupción en contra de su antecesor, Enrique Peña Nieto. El actual mandatario ha afirmado este lunes que su Gobierno no busca “perseguir” al expresidente, pero ha defendido que se diera a conocer la información sobre supuestas transferencias de 26 millones de pesos. “Nosotros no tenemos relaciones de complicidad con nadie”, ha declarado durante su conferencia mañanera.
López Obrador ha asegurado que Peña Nieto no es un blanco de su Gobierno. Como ha repetido en numerosas ocasiones, el mandatario apuesta por mirar “hacia adelante”. “El planteamiento nuestro es no perseguir a nadie, que viéramos hacia adelante”, ha dicho. “No es mi fuerte la venganza”. A diferencia de otros de sus antecesores en el cargo, como Felipe Calderón o Vicente Fox, Peña Nieto se ha mantenido al margen de las polémicas y no ha emitido críticas contra la actual Administración. Desde que terminó su mandato, el expresidente reside en un chalet de lujo en España.
Para defender el carpetazo al pasado, López Obrador se ha referido a la consulta que él mismo convocó para decidir si se abría o no un juicio a los expresidentes, una acción que ha sido tachada de populista por los juristas. Al final, la consulta recogió una mayoría de votos a favor de la apertura de un juicio, pero la participación fue demasiado baja para ser vinculante. “Ya nosotros no vamos a presentar denuncias”, ha señalado.
Sin embargo, López Obrador ha defendido este lunes su decisión de hacer pública la investigación en curso contra el expresidente. “Había ese antecedente y cuando me preguntan yo no puedo mentir, ni puedo ocultar nada”, ha dicho. “Cuando Pablo Gómez [titular de la Unidad de Inteligencia Financiera] me dice que existe esa investigación (…), yo les decía [que fueran] a la Fiscalía. A todos. Porque lo tenemos que hacer de esa manera por cuestiones de principios”.
La Fiscalía General de la República investiga a Peña Nieto por recibir más de 26 millones de pesos, un poco más de un millón de dólares, mediante transferencias desde el extranjero entre 2019 y 2021. El dinero llegaba a una cuenta de un familiar en México y, a continuación, era depositado en otra cuenta a nombre de Peña Nieto. Pablo Gómez informó la semana pasada que se había entregado la información a la Fiscalía.
Ante las revelaciones de Gómez, Peña Nieto rompió su silencio habitual y prometió aclarar la fuente de sus ingresos. “Estoy cierto que ante las autoridades competentes se me permitirá aclarar cualquier cuestionamiento sobre mi patrimonio y demostrar la legalidad del mismo, dentro de los procedimientos legales. Expreso mi confianza en las instituciones de procuración y administración de Justicia”, señaló en Twitter.