Este martes, durante la conferencia de prensa matutina desde Palacio Nacional, el presidente López Obrador responsabilizó al periodo de gobierno que siguió al de Marcelo Ebrard por el incremento en la incidencia delictiva dentro de la Ciudad de México. Aunque evitó mencionar personalmente a Miguel Ángel Mancera, sí dijo que “Se descompuso mucho la situación en la ciudad. […] Luego del gobierno de Marcelo se mantuvo como dos años bien y luego se disparó de nuevo”.
Describió cómo las administraciones capitalinas, desde Cuauhtémoc Cárdenas hasta Ebrard, con él en medio y Rosario Robles y Alejandro Encinas como sustitutos en 1999 y 2005 respectivamente, habían logrado reducir la incidencia delictiva dentro de la ciudad.
“Estaba muy mal antes del ingeniero Cárdenas. Es más, llegaron a robarse como 130 vehículos diarios en la ciudad. Y estaba como en casi 4 homicidios diarios. Yo dejé menos de 2 homicidios diarios. No había presencia del narcotráfico. Bajamos hasta 80 el número de vehículos robados, luego siguió Encinas y bajó, y Marcelo, y bajó muchísimo”, narró el mandatario, que fue Jefe de Gobierno entre el 2000 y el 2005.
Enalteció al gobierno actual, encabezado por Claudia Sheinbaum, dijo que “Se está trabajando, lo está haciendo muy bien la jefa de gobierno, pero se descompuso mucho”. De acuerdo con su narrativa, los 6 años de Miguel Mancera y José Ramón Amieva, sustituto en 2018, permitieron el ingreso del crimen organizado a la ciudad.
Sin embargo, Ramón Celaya Gamboa, maestro en Ciencias Penales y especialista en Inteligencia y Procesos de Seguridad explicó a Infobae México que “La Ciudad de México siempre ha negado el crimen organizado en su territorio, y siempre han considerado que aceptar la entrada de las autoridades federales es un fracaso”.
Además de los cárteles de Tláhuac, la Unión Tepito y la Anti Unión, que AMLO adjudica a los años de Mancera, Celaya recordó el caso de La Hermandad, un grupo criminal dentro de la policía capitalina que, desde los tiempos de Arturo “El Negro” Durazo, 1976 a 1972, cooptó la entrada del crimen organizado a la ciudad.
López Obrador también complementó, o desvió, la conversación hacia el caso de Guanajuato. Dijo que la situación de violencia ahí, 14 homicidios el día lunes 16 de noviembre, 19 por ciento de los asesinatos a nivel nacional, se salió de control porque los gobiernos descuidaron y fueron cómplices de la operación delictiva.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, el homicidio doloso ha disminuido 18.2 por ciento con respecto del periodo enero-octubre de 2019. El promedio de homicidios por día bajó de 4 en 2019 a 3.3 en 2020.
Uno de los datos más destacados es el pico de violencia que acompañó la Jornada Nacional de Sana distancia. En febrero de este año, la ciudad registró poco más de 100 homicidios dolosos. En marzo, su punto más alto, registró cerca de 125 carpetas de investigación vinculadas con ese delito. En octubre hubo 100 asesinatos, lo que representa un incremento de 21 con respecto a septiembre.
Sin embargo, las cifras de homicidios no reflejan la situación real de la ciudad. En primer lugar, existe un subregistro delictivo provocado por el déficit de denuncias frente a crímenes cometidos, sin mencionar la parálisis en la resolución de los mismos. En segundo lugar, la brutalidad en los casos recientes del Centro Histórico habla de una situación de violencia comparable con las zonas más letales bajo el control del narco
