Así fue el montaje de Lozoya a su llegada a México

 

La llegada del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin a México era la nota más esperada. El avión que trasladaba a uno de los hombres más cercanos al ex presidente Enrique Peña Nieto, llegó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México las 00:43 horas del viernes 17 de julio procedente de España.

Más de tres horas después de su arribo, las puertas del hangar del gobierno de México se abrieron para dar paso a siete camionetas, dos motocicletas y una patrulla con rótulos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Fiscalía General de la República (FGR), que salieron con dirección al norte de la capital y en el que supuestamente iba el detenido. Pero tres vehículos se desviaron durante el recorrido.

Minutos después de las 4:00 de la mañana, el convoy de vehículos oficiales llegó al Reclusorio Norte de la Ciudad de México, en donde ya esperaban decenas de periodistas que se arremolinaron para tener una imagen del detenido. Entraron por el área de aduanas y no por el Centro de Justicia Penal Federal, que es por donde entran los detenidos que serán puestos a disposición por primera vez ante un juez de control.

Durante 17 minutos, los representantes de los medios de comunicación tomaron videos y fotografías del hombre que vestía ropa, gorra y cubrebocas oscuros y un chaleco antibalas, mientras todo el tiempo agachaba la cabeza.

La supuesta llegada de Emilio Lozoya al Reclusorio Norte. (Foto: REUTERS/Luis Cortes)

Esta toma de frente mostraba a un hombre más moreno y con bigote. Una imagen muy distinta a la tradicional que se conoce de Lozoya como un hombre lampiño, lo que hizo despertar sospechas.

De acuerdo con el diario El Universal, funcionarios federales le confirmaron que la persona que llegó al Reclusorio Norte no era Emilio Lozoya: había sido un distractor.

Horas después, se ratificó que el montaje fue para llevar a Lozoya Austin a un hospital privado debido a que en la revisión médica que se le hizo a su llegada, presentó “problemas de salud”.

El diario Reforma reveló que Lozoya Austin fue llevado al Hospital Ángeles del Pedregal, en donde, según el medio de comunicación, permanecerá una semana bajo tratamiento médico por anemia, lo que impedirá desahogar la primera audiencia en menos de 10 días.

Pero el “show” no acabó ahí, durante la conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador realizada en Manzanillo, Colima, el mandatario fue cuestionado en dónde estaba Lozoya, luego de que se supo que no había pisado el Reclusorio Norte y de que la propia FGR informó a través de Twitter que el detenido había sido trasladado a un hospital.

López Obrador reconoció que desconocía esa situación y luego de trastabillar, aseguró que era un asunto que compete a la Fiscalía General de la República, al tiempo que aclaró que desde hace “cuatro o cinco meses” no habla con el fiscal, Alejandro Gertz Manero.

“Esto tiene que ver con el procedimiento de la institución autónoma. Sin mentirles llevo como cuatro o cinco meses que no hablo con el fiscal, ni por teléfono (…) Por eso ahora si que ofrecemos disculpas, porque él nos nos informa, el fiscal no tiene por qué hacerlo, es una institución autónoma”, aseguró.

Insistió en que hay que ver las razones de la Fiscalía, pero reiteró que tiene plena confianza en el Fiscal.

“Hay que ver por qué razón, hay que ver qué informa la fiscalía, para no especular, no caer en conjeturas.. yo le tengo confianza, eso sí, al fiscal, Alejandro Gertz Manero. Hay que informar lo que es, yo creo que el que nada debe nada teme y la vida pública debe ser más pública. Nada de acuerdos en lo oscurito, nada de sigilo, cuando se trata de temas de interés público”, aseveró.

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“Además, a mi me interesa saber, enterarme como todos los ciudadanos, quiero saber todo que  va a declarar el señor Lozoya porque es de mis temas más importantes, el combate a la corrupción. Entonces todos debemos estar pendientes, informándonos”, dijo.

El periodista Salvador García Soto en su columna de El Universal destacó que el engaño a la prensa y la falta de transparencia de la FGR, manchó de inicio que el mismo fiscal y el presidente López Obrador vendieron como paradigmático y como un golpe a la corrupción de la Cuarta Transformación.

García Soto destacó que el que se le haya dado tanta protección, consideraciones y privilegios a uno de los personajes catalogados como de los más corruptos del sexenio anterior, deja un mal sabor de boca y contradice la idea que sembraron en el imaginario colectivo de que llegaba para ser juzgado por “algunos” de los delitos que presuntamente habría cometido cuando fue director de Pemex.

El periodista destaca que todo lo que ocurrió este viernes como proteger la imagen de Lozoya, evitar que pisara la cárcel, hacer privadas y cerradas sus audiencias y hasta permitirle estar en un hospital privado; no sólo confirma la muy buena negociación que hizo con la Fiscalía General y por la que pagó 4 millones de euros al despacho del juez español Baltazar Garzón para que negociara en su nombre, sino que también apunta claramente a que Lozoya Austin no fue extraditado a México en calidad de acusado o de presunto culpable de delitos, sino en calidad de “testigo colaborador”.

Se trata de una figura contemplada en la ley y que según la Ley Federal para la Protección de Personas que Participan en el Proceso Penal (Artículos 2, 15 y 16) otorga una serie de beneficios, incluidos la protección federal y la dispensa de un proceso judicial a aquella persona o acusado que “acceda a voluntariamente a prestar ayuda eficaz a la autoridad investigadora, rindiendo al efecto su testimonio o aportando otros medios de prueba conducentes para investigar, procesar o sentenciar a otros sujetos”.

García Soto destaca que los tres delitos por los que se solicitó la extradición de Emilio Lozoya: cohecho, lavado de dinero y asociación delictuosa, no ameritan prisión oficiosa, por lo que el ex director de Pemex podría no pisar la cárcel en ningún momento, ya sea porque el juez le otorgue el derecho a seguir su proceso en libertad o porque si fue traído como “testigo colaborador” tendría derecho a no ser detenido por contar con protección federal e incluso podría rendir un único testimonio y a no necesitar ni siquiera ir a un juzgado a realizarlo, sino que el juez puede tomarlo en su domicilio.

El periodista destacó que si ese es el trato que recibirá Lozoya Austin en México, la FGR haría bien en decirlo y transparentarlo, a menos de que, más que un afán de justicia y de castigar la corrupción del peñismo y sus aliados políticos, la institución y el fiscal Gertz Manero se presten a un juego político y mediático en el que los nombres y pruebas que aporte Lozoya Austin sólo sean usados con fines políticos o electorales en beneficio de la 4T.

Fuente: AGENCIAS – INFOBAE

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