Asumen herencia 50 años después

Ciudad de México— Medio siglo después, los jóvenes universitarios hicieron suya la demanda de justicia que abanderan los sobrevivientes de la masacre de Tlatelolco, pero ahora por todas las víctimas del país.

“Este 2 de octubre, una nueva generación se levanta y toma las calles exigiendo justicia; como hace 50 años, la juventud se organiza para tomar las riendas de su propio destino, y resistir los ataques de grupos de choque como son los porros”, dijo Miryam Estrada, estudiante de la Facultad de Derecho, quien habló en el mitin a nombre los estudiantes.

En el Zócalo, tras marchar desde la Plaza de las Tres Culturas, la joven consideró que desde 1968 el “genocidio” ha tomado diversas formas, hasta llegar a la guerra contra el narcotráfico.

Homicidios, desplazamientos forzados, feminicidios, desapariciones, dijo, es el saldo de la acción u omisión del Estado.

“En esta lucha estamos hermanados con la generación del 68, hoy somos los de ayer luchando, no aceptaremos letras de oro, ni mucho menos que desde el Estado se nos exhorte a considerar que ha llegado la hora de perdonar.

“El día que los genocidas estén tras las rejas, empezando por Luis Echeverría, cumpliendo las sentencias que les corresponden, sin salvedades de ningún tipo, podrán plantearse las víctimas, y no el Estado, si ha llegado el momento de perdonar”, dijo.

En el mitin también hablaron damnificados del sismo del 19 de septiembre del año pasado, que exigieron recursos para la reconstrucción; habitantes de Atenco, que pidieron rechazar el nuevo aeropuerto en una eventual consulta, y padres de los normalistas de Ayotzinapa.

El acto concluyó poco después de las 19:30 horas, y durante unos 30 minutos más los contingentes continuaron ingresando a la Plaza de la Constitución, donde fue quemado un muñeco de cartón que representaba al expresidente Gustavo Díaz Ordaz.

La movilización, que partió de Tlatelolco a las 16:20 horas, estuvo nutrida por contingentes de la UNAM, el IPN, la UAM y la UPN, así como por organizaciones campesinas e indígenas y el SME.

Durante el recorrido no se observó la presencia de policías; sólo algunos edificios, como el Palacio de Bellas Artes y el de Correos, fueron protegidos con vallas metálicas.

Fuente: diario.mx

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