La producción de maíz en México ha sufrido una desaceleración sin precedentes durante los primeros cuatro años del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador. El año pasado, esta importante cosecha registró una caída que no se veía desde hace más de una década.
Según datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), en los primeros tres años de este sexenio, la producción nacional de maíz se mantuvo entre 27.2 y 27.5 millones de toneladas, lo que representa un crecimiento anual de menos del uno por ciento.
Sin embargo, en 2022, la producción cayó por debajo de los 27 millones de toneladas, alcanzando solamente 26.4 millones de toneladas, lo que supuso una disminución interanual del 4 por ciento. Esta caída es incluso mayor a la experimentada durante los últimos dos años del Gobierno de Enrique Peña Nieto.
El descenso registrado el año pasado solo se ve superado por la contracción del 24 por ciento ocurrida en 2011.
Especialistas y miembros de la industria atribuyen esta disminución en la producción de maíz a la eliminación de programas de apoyo al campo, que abarcaban desde financiamiento y adquisición de tecnología, hasta compra de cosechas y coberturas. Esto ha provocado una mayor dependencia de las importaciones.
Absalón García, productor y presidente de la Unión de Productores de Granos Básicos de Jalisco, señaló que las actuales políticas públicas han sido erráticas y envueltas en corrupción, lo que ha generado más perjuicios que beneficios.
García ejemplificó casos como el de Segalmex, la entrega de fertilizantes y los préstamos ganaderos a la palabra, los cuales fueron programas que pretendían sustituir mecanismos previamente establecidos, pero no solo no lograron impactar positivamente, sino que incluso se han visto envueltos en desfalcos millonarios.
“Las políticas implementadas por este Gobierno han estado marcadas por la corrupción. Ahí está el caso de Segalmex, pero también el programa de crédito ganadero a la palabra, que en su primer año resultó en un desfalco de mil 500 millones de pesos”, aseguró el productor jalisciense.
Juan Carlos Anaya, director general de GCMA, explicó que el índice de autosuficiencia alimentaria ha ido deteriorándose en cada sexenio, pero en la Administración actual la producción de maíz no es suficiente para cubrir la demanda nacional.
“Cuando hablamos de querer ser autosuficientes y alcanzar la autosuficiencia alimentaria, las políticas públicas deben ir acompañadas de programas que fomenten la productividad y brinden seguridad a los productores”, consideró Anaya.
Según las estimaciones de GCMA, se espera que este año la producción nacional de maíz sea mayor que en 2022. Sin embargo, el verdadero desafío será que los productores logren comercializar sus granos a precios rentables.
“Vemos una probable producción récord en Sinaloa, pero desafortunadamente también enfrentamos problemas en la comercialización”, añadió Anaya.
Para Absalón García, la actual crisis entre los productores de granos, derivada de la caída de los precios en el mercado internacional, es solo un indicio de las afectaciones en el campo en caso de una crisis aún mayor debido al cambio climático o la aparición de plagas.
“Al haber eliminado los fondos de aseguramiento y las condiciones climáticas desfavorables, podríamos enfrentar una devastación del campo mexicano cuya recuperación sería muy costosa”, advirtió García.