Tras unas semanas fuera, llegué a México y encontré muchas novedades. No es que no me enterara de los acontecimientos —¡benditas redes sociales!, diría el clásico—, pero no podía apreciar el cambio en el ambiente político, ese no-sé-qué-que-qué-sé-yo que sólo lo da la experiencia directa. La ausencia me hizo sentir más abrupto el cambio; definitivamente, las cosas ya no son como solían ser hace apenas un par de meses. Los primeros 15 días posteriores a la elección fueron bastante moviditos, hasta ahí me quedé; pero un mes más tarde, encontré cambios profundos. También, además de algunas caras conocidas en retorno a la arena política, me topé con muchas caras nuevas.
Entre los integrantes del grupo cercano al presidente electo, aquellos que despacharán en Palacio Nacional —todos los que dependen del jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo—, se encuentran algunos bastante conocidos como Lázaro Cárdenas Batel, exgobernador de Michoacán y jefe de asesores, y César Yáñez, coordinador general de Política y Gobierno; quizá también Jesús Ramírez Cuevas, coordinador de Comunicación Social. Pero el resto de los integrantes del equipo lopezobradorista es prácticamente desconocido o ha estado bajo la sombra de López Obrador en un discreto segundo plano, algunos durante muchísimos años.
El secretario particular del presidente López Obrador será el tabasqueño Alejandro Esquer Verdugo; aunque con interrupciones, desde 1996 ha ocupado el mismo cargo. Esquer se inició en el servicio público en tiempos de José López Portillo, cuando trabajó en la secretaría de Agricultura y en Presidencia de la República hasta 1983, año en el que llegó a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. Fue secretario particular del director general del Fideicomiso, Lázaro Cárdenas. Pasó al PRD con AMLO. Junto con el otro tabasqueño, Octavio Romero Oropeza, futuro director de Pemex, son los dos paisanos que han acompañado a López Obrador a lo largo de su carrera política nacional. A diferencia de Romero Oropeza, Esquer no es cuestionado en lo más mínimo.
El coordinador de Estrategia Digital será Raymundo Artís Espriú, académico del Instituto de Investigaciones Eléctricas, fue integrante del comité de encuestas de Morena, pero bastante desconocido para el público en general.
Jesús Ramírez será el responsable de comunicación social. Ha trabajado de cerca con el presidente electo desde antes del 2006 y es el editor del periódico Regeneración, órgano oficial de Morena.
Gabriel García Hernández será el coordinador de Programas de Desarrollo; es decir, el jefe de los 32 delegados estatales y de los 300 coordinadores regionales por cada distrito electoral. Trabajó como director de adquisiciones en el GDF entre el 2000 y el 2006. Se dice, se comenta y se menciona que además de ser uno de los integrantes más jóvenes del equipo más cercano al presidente electo, es quizá, junto con César Yáñez y Alejandro Esquer, a quien más confianza le tiene López Obrador. Como sea, Gabriel García ya demostró su eficacia en la operación electoral de Morena en la pasada elección. ¡Vaya que lo hizo! Hablando de César Yáñez, encargado de la Coordinación de Política y Gobierno, es quizá la mano derecha de AMLO. Le tocará atender al sector público —tendrá comunicación constante con dependencias y entidades de la administración pública federal— y a los distintos grupos de presión. Dentro de esta coordinación se encuentra Atención Ciudadana, a cargo de Leticia Ramírez. Ella es la única mujer dentro del grupo compacto de la Presidencia y ha estado en el equipo lopezobradorista desde el 2001.
Por lo que toca al gabinete, también hay caras nuevas. Por principio, y eso está muy bien, se ve un mayor equilibrio de género. Hasta donde se sabe, habrá al menos ocho secretarías de Estado: en Gobernación, Semarnat, Energía, Cultura, Economía, Función Pública, Sedesol y en Trabajo y Previsión Social. De ellas sólo una, Olga Sánchez Cordero, ha tenido cargos de relevancia federal.
Josefa González Ortíz Mena (Semarnat) es una abogada dedicada a cuestiones ambientales. Procede de un linaje político tabasqueño-chiapaneco-neoleonés, pues es hija de Patrocinio González Blanco Garrido —por lo tanto, es bisnieta de Tomás Garrido Canabal, exgobernador de Tabasco, y nieta de Salomón González Blanco, gobernador de Chiapas— y de Patricia Ortíz Mena Salinas, hija de Antonio Ortíz Mena y de una hermana de Raúl Salinas Lozano. Más prosapia priista no se puede, pero la futura secretaria de Medio Ambiente se ha dedicado a temas de promoción social y ecológica, particularmente en Chiapas desde organizaciones de la sociedad civil.
Irma Eréndira Sandoval, próxima secretaria de la Función Pública, es una reconocida académica y experta en temas de transparencia, rendición de cuentas y control de gestión. Economista y socióloga, su papel será clave en el combate a la corrupción, principal tema de la agenda de gobierno lopezobradorista. Está casada con el investigador norteamericano nacionalizado mexicano, John Ackerman.
María Luisa Albores ocupará la cartera de Secretaría de Desarrollo Social —que se dice que cambiará su nombre a Secretaría de Bienestar—; es una ingeniera agrónoma chiapaneca, con una larga experiencia en proyectos productivos y educativos dentro del sector social.
Luisa María Alcalde Luján será la secretaria de Trabajo y Previsión Social. Abogada laboralista egresada de la UNAM, ya fue diputada federal por MC del 2012 al 2015, aunque en el 2014 se afilió a Morena; es hija de Bertha Luján, contralora del GDF del 2000 al 2006 y responsable del movimiento territorial de Morena.
Rocío Nahle, la futura secretaria de Energía, es ingeniera química petrolera. Fue diputada federal y coordinadora de la bancada de Morena en la pasada LXIII Legislatura.
Graciela Márquez Colín, secretaría de Economía en ciernes, se desempeñaba como académica de El Colegio de México. Es doctora en historia por Harvard, especializada en historia económica de México, desde el porfiriato hasta nuestros días.
Alejandra Frausto, próxima secretaria de Cultura, es ampliamente conocida en el sector; fue la secretaria de Cultura del gobierno de Mancera en la CDMX. En este ámbito, López Obrador incluyó a personalidades como el poeta bilingüe castellano-náhuatl y periodista Mardonio Carballo, futuro director de Culturas Populares; a la reconocida escritora Laura Esquivel, como subsecretaria de Diversidad Cultural y a la cineasta María Novaro, como directora de Imcine.
Otras tres caras nuevas en el gabinete son el futuro secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, sobre el que ya han corrido ríos de tinta, y Román Meyer, que será secretario de Desarrollo Urbano y Territorial. Hijo del reconocidísimo historiador Lorenzo Meyer y de la socióloga Romana Falcón, el próximo secretario es arquitecto con especialidad en urbanismo.
Jorge Alcocer Varela, futuro secretario de Salud, es especialista en Medicina Interna, Reumatología e Inmunología Clínica; es investigador emérito y Premio Nacional de Ciencias y Artes. Se dice, se comenta y se rumora que ya está haciendo un diagnóstico del sector salud para su racionalización.
A diferencia de priistas y panistas, Andrés Manuel López Obrador, salvo en algunos casos como el de Pemex, ha elegido académicos especialistas en el ramo para integrar su gabinete. Es buena noticia, pero no sé si será suficiente para garantizar un buen gobierno durante los próximos años.
Fuente: https://www.eleconomista.com.mx