JCCN / Revista Punto de Vista / 3 de diciembre 2025
La avenida Venustiano Carranza, que por años fue un punto de referencia para quienes vivimos en la capital potosina, atraviesa un declive que ya nadie puede ignorar. Aunque el alcalde Enrique Galindo Ceballos insistió en que habría un “rescate integral”, el panorama actual muestra lo contrario: cortinas abajo, locales vacíos y anuncios de renta por todos lados. La realidad rebasa ampliamente el discurso.
Los propios comerciantes han puesto números sobre la mesa: alrededor de 80 negocios han cerrado, mientras apenas unos 40 se mantienen en pie. Muchos atribuyen esta caída a la ciclovía construida en la administración pasada, que redujo drásticamente los espacios de estacionamiento y terminó alejando a clientes que antes llegaban con facilidad.
Cuando el alcalde presentó el llamado Plan Carranza, el 4 de septiembre de 2025, aseguró que la avenida reviviría gracias a incentivos fiscales y mejoras en infraestructura. Pero al revisar con calma la propuesta, uno descubre que todo depende de factores externos: que el Congreso autorice beneficios fiscales en 2026 —algo que el Ayuntamiento no puede hacer por sí solo— y que los dueños de los inmuebles acepten bajar las rentas por iniciativa propia. Ni uno ni otro elemento está en manos del gobierno municipal. Al final, el plan se siente más como una invitación cordial que como un proyecto firme con capacidad de transformar la zona.
Hoy, Carranza sigue esperando algo más que buenos deseos. Los locales cerrados se multiplican, la desconfianza crece y la avenida corre el riesgo de perder el poco dinamismo que le queda. Si el Ayuntamiento realmente quiere cumplir lo que prometió, tendrá que pasar de los anuncios a las acciones. Hasta ahora, esa promesa de rescate sigue siendo solo eso: una promesa.
