Monterrey, Nuevo León.- Hace algunos años Luis Donaldo Colosio Riojas se dio cuenta de que el dolor en la vida es inevitable, pero el sufrimiento es opcional, por lo que decidió dejar de sufrir a diario la muerte de su padre. “Ya me dolió, sí lo sentí, me sobé, pero ya no voy a sufrir. ¿Por qué? porque uno no se la pasa pensando en el 94 cuando estoy en el 2004 o estoy en el 2014. O le lloro a mi papá o le sonrío a mis hijos: pues le sonrío a mis hijos, me dije”.
A sus 32 años de edad, el hijo mayor del candidato presidencial del PRI asesinado en 1994, ha decidido dedicarse a la política para no quedarse en el papel de víctima. Si lo hizo hasta ahora es porque antes no creía tener la experiencia profesional, académica y personal necesaria para aportar algo. Pero eso ha cambiado. Además de asegurar que en estos tiempos nos hace falta patria, el mensaje del abogado egresado del Tec de Monterrey es el de la reconciliación entre políticos y ciudadanos.
Conocí a Colosio Riojas en 2007, cuando fue seleccionado en American Idol, un concurso de televisión en el que participaban jóvenes con inquietudes musicales. Aquella vez me aseguró tajante que no se dedicaría a la política. Ahora que nos reunimos en una cafetería Martins, mientras come chilaquiles verdes y toma jugo de naranja después de haber dejado a sus hijos en la escuela, el joven nacido en Sonora explica su cambio de decisión.
Al igual que diez años atrás, es cortés y serio para expresar sus ideas, aunque su lenguaje todavía tiene la intensidad de la juventud. Insiste en que entró hasta ahora a la política porque apenas se sentía con los atributos necesarios. Me enseña en su teléfono la foto de una servilleta en la que escribió hace varios años que no se dedicaría a la política a menos de que estuviera seguro de que aportaría algo. Aquella vieja promesa se la mandó hace unos días por WhatsApp uno de sus primos después de que anunció de manera pública su aspiración a ser diputado local por Movimiento Ciudadano.
También me cuenta un poco de la primera gira con medios de comunicación en la Ciudad de México, donde dice haberse topado con buenos periodistas en general, aunque también con uno que otro cretino. Sus amigos, Agustín Basave y Samuel García, lo acompañaron en todas las entrevistas, donde ellos también hablaron de sus aspiraciones a diputado federal y senador, respectivamente.
Colosio Riojas tiene un diagnóstico personal de lo que sucede hoy en día en México:
– ¿Ese es para ti el problema principal?
– Es lo que ahorita más hace falta, el hecho de que la gente se sienta hasta ignorada, que piense que su servidor público es inalcanzable. ¿Cómo no va generar eso una crisis de gobernabilidad, si tu representado no puede en ningún momento sentirse cercano? Entonces esa reconciliación ciudadano-político es lo primero que tenemos que lograr, paralelamente a cualquier agenda legislativa, a cualquier plan de desarrollo municipal estatal, desde un inicio debemos trabajar en esa reconciliación.
– ¿Y cómo vas hacer eso? ¿cómo lograr esa reconciliación?
– Yo digo que primero hacemos trabajo de calle, casa por casa hablando con la gente, estableciendo formas para que puedan sentirse que tienen esa entrada. Ahorita es muy difícil hasta tener el beneficio de la duda, entonces hay que trabajar primero en combatir esa desconfianza. Pero hay que trabajar a pesar de esa desconfianza y a pesar de ese descontento, porque si no ese va a ser un ciclo que nunca vamos a romper.
– ¿Para qué meterse a la política a tratar de romper ese ciclo?, ¿qué te motiva?
– Yo me levanto por las mañanas más que nada por mis hijos, por mi familia. Para mi es lo más importante.
– Esa es la motivación principal de vida. ¿Y cuál te llevó a la política?
– Una inconformidad que resultó en hartazgo y fue cuando me di cuenta de que el cambio que yo quería ver o esperaba ver no iba a llegar por sí solo. Entonces tenía que empezar a generarlo yo junto con la demás gente, o sea al final del día si no te gusta donde estás, muévete, no eres árbol.
Yo durante muchos años fui muy crítico de la sociedad, de lo que yo llamaba el síndrome del efecto Mesías: esperábamos que un mesías redentor llegara y todo iba a solucionar, y eso se vive desde las épocas de mi papá, y yo estoy convencido que mi papá, aunque buscaba cambiar este país, por más que se lo quieran atribuir eso no iba a suceder. Hoy en día yo estoy convencido de que ni siquiera mi papá iba a cambiar este país, si el país no estaba listo para cambiar junto con él
– Vivimos entre la mitificación…
– Si el país no está dispuesto a cambiar junto con sus gobernantes, aunque lleguen los mejores gobernantes este país va a seguir igual.
– ¿Entonces entraste a la política para tratar de ser congruente con tu critica a la sociedad apática?
– Tenía que ser congruente, pero también lo que estoy atravesando ahorita me permite ya decir con conocimiento de causa que profesional, académica y personalmente estoy listo, cosa que no estaba yo antes. Y si hubiera entrado antes hubiera sido sido un irresponsable.
– ¿Irresponsable?
– ¿Meterme antes de tiempo sin estar listo? Muy irresponsable.
– Pero lo importante es la vocación, ¿no crees?
– Muchos amigos me dijeron, deberías de subir esto a redes (la foto de la servilleta donde prometió años atrás que se dedicaría a la política solo si era realmente necesario), pero les dije: la gente no me va creer que es genuino, la gente va a pensar que lo hice ahorita, pero es en serio. En el 2009, con mi hermano mayor -antes primo ahora hermano- y dos primos más en una reunión hicimos esto, de puño y letra. Ni siquiera me acordaba pero el día que nació mi candidatura me lo mandó, y me dice: “¿te acuerdas de esto?” Dije, “a la bestia”, pero es exactamente lo que acaba de cambiar, el día de hoy me siento listo, me siento preparado, me siento con todas las pinches ganas y toda la intención de entrarle de lleno a esto.
– ¿Esto en donde fue?
– En una carne asada, nos juntamos de repente entre los primos, agarré una servilleta y apunté.
– Y cuando pones ahí “mi gente no merece esto”, ¿en qué gente estás pensando?
– En México.
“Nos hace falta patria”
– No oigo seguido a muchos jóvenes hablar de amor a su patria…
– Estamos en una crisis, nos hace falta mucha patria y yo creo que también, en estos últimos años se ha sufrido un poquito de apatía y esta se ha convertido en antipatía. Y esto es lo peor, tenemos que darle la vuelta a eso. Creo que el cambio subconscientemente empezó a partir de que me hago papá y trabajo todos los días para, a cómo puedo y aunque yo me sacrifique en ciertas cosas, para darle lo mejor y lo mejor que pueda conseguir a mis hijos.
– Pero ser papá te puede volver apático, porque muchos desarrollan cierto síndrome de supervivencia para cuidar nada más a su núcleo cercano…
– Pero eso es una visión muy miope.
– Sí, y muy común.
– Pero si yo tengo la oportunidad de mejorar un poquito el entorno en donde se van a desarrollar mis hijos, hay que hacerlo también, sino sería incongruente. El mundo se está yendo a la chingada y nada más salvo a mis hijos. Pero, ¿cuando yo ya no esté para mis hijos? El mundo se los va a comer. Hay que pensar más allá.
– ¿Cómo lograr que la gente piense en ese más allá?
– Creo que si somos capaces de mucha solidaridad, pero desgraciadamente y, no nada más en México, no te pones las pilas hasta que algo pasa. El ejemplo es como el sismo del año pasado generó la respuesta de la gente. Entonces dices, ahí está la sociedad, está el buen vecino, ahí está la solidaridad con la demás gente. Nada más que de repente se pierde.
– ¿Cómo mantener esa solidaridad o ese entusiasmo, sin que haya un terremoto de por medio?
– Con el ejemplo. La gente empieza a vivir esa apatía cuando ve que las cosas, por más que te portes bien siguen igual, entonces si la gente desde las más altas esferas gubernamentales empieza a poner el ejemplo el entusiasmo se mantiene.
– Bueno, en el caso del sismo empiezan a descubrirse desvíos millonarios de algunos de los apoyos oficiales…
– Por ahí se tiene que empezar. O sea, por más que como sociedad civil nos organicemos e impactemos, que sí lo hacemos, los cambios más trascendentales o de impactos más contundentes se pueden dar desde adentro del gobierno, entonces por ahí vemos que ya es hora de caminar, que demos esos pasos, de recuperar los espacios, y que la política realmente sea para servir no para servirse.
– Mucho de lo que comentas me recuerda a Pedro Kumamoto, con quien estuve hace un par de meses…
– No lo conozco, tengo muchas ganas de conocerlo. Comenzó algo muy valiente.
– Otro de los temas que él aborda muy bien es el de la desigualdad que hay en el país…
– Te hablaba de mis hijos y de cómo yo lo que quiero es trabajar para darles las mejores oportunidades. Hay una muchacha que nos ayuda en la casa y ella también es madre, tiene a sus dos niños chiquitos, un poquito más grandes que los míos y viven en un pueblito de Hidalgo, porque ella es de Hidalgo y los ve dos o tres veces al año cuando va para allá y cada vez que regresa, regresa contenta, por un lado, porque los vio, pero triste también porque al mismo tiempo no se quería regresar para no dejarlos.
Bueno, aunque ella no lo sepa, esto yo lo estoy haciendo por ella también, y porque gente como ella le pueda dar las mismas oportunidades que yo le quiero dar a mis hijos. ¿Por qué chingados ellos no se las pueden dar a sus hijos? O sea, no quiero que todo el mundo tenga todo lo mismo, no, que cada quien se mida o le vaya bien o mal de acuerdo a su propio esfuerzo. Pero el potencial de oportunidades debe ser parejo y el nivel de disparidad actualmente me ofende. Entonces, yo creo que me saqué la rifa al nacer. En México, depende de donde nazcas es como te toca. Podemos tener la misma capacidad, pero si naces aquí o naces allá, depende de donde nazcas es como te toca.
– Bueno, y si eres mujer te va peor.
– Yo resiento mucho que México todavía sea tan machista y tengamos cosas como la Comisión de Equidad de Género. ¿Cómo le pones Comisión de Equidad de Género?, ¿por qué? Porque el día de hoy nos pondrán obstáculos en la equidad de género, pero luego después de que ya subamos ese peldaño va a ser el que sigue, la preferencia, la orientación sexual o las discapacidades, la raza o el nivel socioeconómico y al final del día son temas de discriminación. La discriminación es lo que tenemos que combatir. Las comisiones de equidad de género deberían ser de equidad de gente. Me apena que tengamos que estar aún tan estancados con el tema de género y espero que dejemos de ser tan machistas, por nuestro bien.
– Aunque ahora es interesante ver cómo surge cierta liberación femenina en el país, lo cual me parece que se ve reflejado también en el aumento de la violencia en su contra.
– Me encanta que haya más voz de las mujeres pero los crímenes están de la chingada. Eso es machismo. La violencia en general, yo digo que al fondo es como que ya consciente todo entra en todo, porque yo desde chiquito viví la violencia. No nos damos cuenta que esas chingaderas nos afectan más a nosotros. Necesitamos evolucionar como gente y soltar todos esos complejos que nos hacen ser violentos. No nos damos cuenta que incluso, cuando defendemos algo en lo que creemos, si lo defendemos con violencia, no solamente no lo estamos defendiendo, lo estamos desperdiciando. Digo que lamento mucho esa violencia física o verbal, saber que está en nuestras cámaras de diputados a través de la calumnia o las acusaciones. Al mismo tiempo, estoy completamente de acuerdo de que es necesario el conflicto ideológico, porque a partir del conflicto de ideas puede iniciar una negociación, puedes abrir un debate…
– …La democracia como institucionalización del conflicto.
-…lo que nos hace falta es ese debate responsable totalmente. Ya no lo hay. Ahora, simplemente estoy en desacuerdo y por ende estás mal. La violencia es, en cualquiera de sus expresiones, el factor más grave, que más atenta en contra de la democracia.
“Voy a vivir”
– Lo dices precisamente tú que eres una víctima también de esa violencia a final de cuentas.
– Pero no podemos quedarnos en el papel de víctima.
– Es interesante. Me ha tocado entrevistar a cientos de personas que han sido víctimas en los años recientes y es muy variada la forma en la que cada quien procesa su dolor. Unos se vuelven activistas, otros no quieren saber nada del tema judicial, otros se vuelven casi abogados, algunos se refugian en la religión…¿Estuviste consciente de tu condición de víctima por el asesinato de tu padre?
– De niño lo sufría mucho y me tomó muchos años entender qué fue lo que pasó. A esa edad no dimensionas qué pasó y por qué pasó, y te da coraje, te da resentimiento, hasta que llega un punto que te dices a ti mismo que todos esos sentimientos no solamente son improductivos, sino también son dañinos. Entonces sacas eso que es como agua estancada, es una podredumbre en potencia, lo sacas y dejas que se vaya.
– ¿Cómo lo procesaste?
– Formar una familia me ayudó mucho a formarme mis propias preguntas y darme cuenta.
– ¿Comenzaste chavo?
– A los 23 me casé. Incluso estando recién casado todavía me tocó trabajar mucho, hasta que como a los dos o tres años de casado, algo pasó que desapareció esa agua estancada. Hay una anécdota, la fábula de un señor que se para y cuenta un chistecito y todo el mundo se ríe. Luego el señor se vuelve a parar y cuenta el mismo chiste, pero los demás ya no se ríen tanto. Diez minutos después se para y vuelve a contar el mismo chiste, aunque ya nadie se ríe. ¿Cómo es posible que algo que te dio risa a través del tiempo te deja de dar risa? El chiste a través del tiempo deja de dar risa, pero la tragedia a través del tiempo sigue haciendo llorar, dice la fábula. He ahí una incongruencia.
Me di cuenta de que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional, entonces dije: yo ya no voy a sufrir. Ya me dolió, sí lo sentí, me sobé, pero ya no voy a sufrir. ¿Por qué? porque uno no se pasa allá pensando en el 94 cuando estoy en el 2004, estoy en el 2014. O le lloro a mi papá o le sonrío a mis hijos: pues le sonrío a mis hijos. A mi papá ya le lloré, ya ese tema ya lo superé, ya entiendo lo que pasó, ya lo procesé, ya estoy más allá de eso pues, porque además ahora al final del día todos nos vamos a morir.
Cuando enfrentas la realidad de tu propia mortalidad –sí, es verdad que la de mi papá es una forma tan culera de morirse-, pero al final del día era algo que iba a suceder de una forma u otra. Entonces, concéntrate en vivir. ¿Sabes qué? Voy a vivir, voy a vivir, voy a vivir bien y voy a vivir para mis hijos y voy a enseñarles a ellos qué bonita es la pinche vida a pesar de las tragedias que nos pasan.
Tenemos la responsabilidad también de esto. La frase que más me gusta de mi papá, no es la típica del “Yo veo un México”. Está chingona esa frase y tiene como esas un chingo, pero para mí la más real, la más cruda, la más intensa, la que más resuena no solamente conmigo sino la que nunca, por más bien o mal que esté el país, nunca va dejar de ser cierta, es que:
Esa para mí es la frase más poderosa que ha dicho mi papá. Es la única que me apropié y esa es mi pinche frase. Yo quiero que de la misma forma que yo estoy orgulloso de ser hijo de mi padre, mi hijo esté orgulloso de mí.
“No pido que me hagan justicia”
– ¿Estás satisfecho con la justicia en México?, ¿consideras que hay justicia?
– No y es una de las bastantes cosas por las que debemos entrar para cambiarla.
– ¿Y en el caso específico de tu papá?
– No tengo idea. Mi abuelo, hasta el día que murió no se cansó de pedir justicia, que se aclararan los hechos. No sé qué pasó, no sé cómo pasó, ni sé por qué pasó, eso nunca lo sabremos. Yo ya le hice justicia a mi padre cerrando ese capítulo de odio, de rencor, de resentimiento en mi vida y abriendo el capítulo de amor para mí, para mi vida, para la vida de mi esposa, para la vida de mis hijos, para la vida de -ahora- para mi país que yo le quiero dar. El tema de justicia digamos jurídica, hay mucho que hacer.
Yo no necesito ni estoy pidiendo que me hagan justicia. Al final del día, a pesar de mi historia, a mí me ha ido bien, me ha ido muy bien, entonces se me hace egoísta a estas alturas estar pidiendo justicia. ¿Justicia de qué? Lo que yo quiero es darle justicia a la gente que realmente la necesita. Tener buenas defensorías de oficio, tener un sistema penal y judicial que realmente funcione. O sea, porque hay cosas buenas y cosas malas del sistema, pero las malas son muy malas y de nuevo vemos esa disparidad entre los dos Méxicos. Como dije, hay un México que no tiene acceso a una justicia. ¡Eso es lo que se me hace injusto y esa es la injusticia que yo quiero dar a conocer!
– Sí, aunque lo que pasó con tu papá no nomás les pasó a ustedes. Le pasó también al país.
– La justicia de eso para el país no está en que se resuelva el asesinato, está en que suceda lo que el país esperaba poder lograr. La justicia no es que se resuelva un caso en específico, sino lo que estoy diciendo: México requiere un cambio al sistema judicial, un cambio al sistema político, cambio de sistema fiscal, cambio de sistema federal. Necesitamos una sacudida, una transformación, no quiero decir radical, pero sí de peso para el país, necesitamos una transformación genuina que nos lleve hacia un destino más parejo. Esa es la justicia que pido yo, esa es la justicia que hace falta.
Se me ha acercado mucha gente, primero porque amaban a mi papá, amaban la idea de lo que él representaba para el país. Esa es la justicia que yo busco y eso no se logra solo, se logra con un equipo de gente. También con 120 millones de personas que deben estar en un mismo movimiento para jalarle.
– ¿Y esperas que la cruzada que estás empezando con Samuel y Agustín se convierta en un movimiento?
– Ojalá, si esto sirve para que también la gente lo vea y se inspire y se ponga las pilas, todos, desde lo que nos toca a cada quien. Antier que estábamos en México nos dieron una cachetada de verdad bien chingona. Cuando salimos de una entrevista nos subimos al Uber. Estábamos payaseando con bromas y en un momento de silencio la conductora nos dijo: “oigan, ¿ustedes son los que ahorita estaban en el radio?, yo les quiero decir que por primera vez me siento esperanzada, porque se requiere gente que tenga ese mismo chip. Yo soy ama de casa, pero de 6:00 a 12:00 soy chófer de Uber también y mientras soy chófer de Uber trato de ser, o sea, soy la mejor chófer de Uber y luego llego a cocinar a mi familia y soy la mejor cocinera, estoy con mis hijos y soy la mejor mamá, soy madre soltera de dos hijos”. Eso es impresionante, fue para mí una cátedra de ciudadanía.
Eso es lo que hace falta, que seamos lo mejor que podamos en lo que hagamos, en lo que sea que hagamos. Siempre y cuando sea algo para bien. Ser el mejor ciudadano que puedas ser donde te toque ser, donde elijas ser. Con eso, este país cambia en tres días.
“Dante respeta la nueva escuela”
– ¿Samuel García y Agustín Basave son tus amigos de toda la vida?
– Agustín de toda la vida y a Samuel lo conocí en la carrera.
– Hace rato hablábamos de Pedro Kumamoto, ¿por qué no entrar a la política como independiente?
– Sobre todo aquí en Nuevo León era lo que más cómodo me hacía sentir dentro de esa comunidad. Nuevo León es una democracia bipartidista y esos dos partidos están secuestrados por los grupos del poder. El tema independiente, además de que legalmente está muy obstaculizado, aquí en Nuevo León en particular está muy desprestigiado porque también lo secuestraron y lo convirtieron literal en marca, es una marca. Nosotros no estamos haciendo una campaña antipartido, más bien anticorrupción, es antisecuestro de la democracia.
– ¿Y por qué Movimiento Ciudadano?
– Movimiento Ciudadano fue la única plataforma que dijo, vengan, no se afilien y además hemos trabajado con ellos ya desde hace más de siete años, como asesores externos para ciertas iniciativas como la Ley de Participación Ciudadana o la Reforma Electoral. Entonces aquí sentí por primera vez que me invitaban a mí también, no nada más al hijo de Colosio.
– ¿Y cómo te diste cuenta de eso?
– Porque sabían lo que yo sabía hacer. Luego, con las condiciones con las que me ofrecieron participar, de no afiliarme y no darme línea, pues es la garantía que yo les exigí y el propio Samuel García me dijo: “jamás me la han hecho a mí, jamás te lo van hacer, de marcar línea, vota así, o te impongo este proyecto, presenta aquello, negocia esto, nada”.
– Dante Delgado pertenece a la vieja guardia. ¿Cómo te relacionaste con él?
– Yo creo que Dante es un político muy hábil, con un pragmatismo político brillante y a pesar de pertenecer a esa vieja escuela, él mismo se dio cuenta de que las instituciones políticas tenían que evolucionar a un modelo como el que nosotros estamos queriendo desarrollar aquí en Nuevo León, que de cierta forma ya se desarrolló en Jalisco, por ejemplo. Porque necesitamos proponer un poco de liderazgo y ciudadanía, y recuperar los espacios públicos, para ponernos a trabajar para la gente. Entonces Dante se dio cuenta de eso y es lo que ha estado tratando de hacer y al final del día se trabaja y lo hace bien. Más o menos ha ido armando ese tipo de cuadros desde hace tiempo y poco a poco esto ya le está rindiendo frutos. O sea, le reconozco por un lado que haya captado esa idea desde hace tiempo, diciéndonos que trabajáramos para ellos, pero también es algo que le agradezco que nos deje hacer aquí en Nuevo León, sin ninguna intervención de Movimiento Ciudadano. Eso también para mí es importante, porque a pesar de que es, como tú dices, un tipo de la vieja escuela, sí respeta la nueva escuela. Apoyó a la generación de esta nueva escuela o para que esta nueva escuela pudiera surgir, la respeta lo suficiente como para no entrometerse con ella. Nos aconseja, nos asesora, nos sugiere, pero jamás nos impone, sino no estaríamos aquí con él, así de fácil.
“Colosio no es una marca”
– ¿Qué piensas de que alguien como José Murat presida la Fundación Colosio?
– La fundación Colosio se supone que es un think thank para desarrollar investigación, proyectos socioeconómicos, legislativos y empíricos para poder desarrollar políticas públicas. Muy poquitas fundaciones Colosio, o sea a nivel regional, a nivel federal a lo largo de la historia se han dedicado a eso. Empezó como fundación Siglo XXI que inició mi papá cuando era presidente del PRI. Post mortem en honor a mi papá es que le cambian el nombre a fundación Colosio.
– ¿Te parece que hoy en día cumple el proyecto original?
– El problema es que el apellido Colosio es un activo muy valioso dentro de la política y el PRI se siente dueño, e incluso podría considerar que es un activo que le pertenece al PRI. Sin embargo, como lo han utilizado hasta devalúa ese activo. Hay gente que realmente ha tratado de dar una buena función, de honor y respeto, pero luego ves casos en donde simplemente lo utilizan porque necesitan legitimar algo que de otra forma sería indefendible, y no se dan cuenta de que hasta ellos están desprestigiando uno de los pocos activos morales que les quedan. Ahora, Colosio no es una marca y por supuesto que no le pertenece al PRI, le pertenece a mi papá. El que menos se ha colgado del apellido soy yo.
– Sé que antes te ofrecieron diversos cargos para ser parte del PRI.
– Yo no voy a utilizar a mi papá y ellos tampoco deberían de hacerlo. Si lo hacen, lo único que pido es que lo hagan con respeto. Aunque la verdad es que sí le han faltado mucho al respeto a la memoria de Colosio el priista y se ha mal utilizado para legitimar cosas que no vienen al caso. Hay muchas otras personas que han hecho lo mismo en otros partidos. No porque estés citando a alguien que consideras honorable ya con eso te vas a redimir.
– ¿Y estás satisfecho con la trascendencia de tu papá? Más allá del PRI, a nivel social. A mi me toca muy seguido ver su busto gigante allá en Hermosillo en una de tantas avenidas de México que lleva su nombre. ¿Qué piensas de su legado como figura?
– A mí me gusta, me halaga. Y sin embargo ya hay toda una generación post Colosio, que realmente no tienen ni idea de quién es.
– ¿Cómo te gustaría que pensara en tu papá esa generación post-Colosio?
– Como un mexicano que trató de hacer el bien con su país, como muchos otros nombres de calles son en honor a mexicanos que trataron de hacer un bien por su país. Nada más que ojalá que no solamente los veamos como nombres de calles, sino como hombres ilustres.
– ¿Cómo crees que lo reseñará la historia en el futuro?
– Va a ser muy interesante para mi ver cómo va a evolucionar esa memoria, como la gente y como la sociedad lo va a recordar a través de la historia. Mi impresión es que el impacto de Colosio en el país hasta la fecha es más ideológico que fáctico, pero hay veces que con la pura ideología los cambios llegan.
– ¿A qué ideas en específico?
– Sus ideas, sus intenciones y la inspiración que le da a la gente. La motivación de: “oye, podemos hacer las cosas mejor”. La gente todavía lo recuerda con mucha nostalgia, con mucha tristeza. La gente lo vivió, sintió y lo sufrió. No le lloran al hombre, le lloran a lo que él representaba, pero eso, lo que él representó, no es exclusivo de Colosio. Eso es lo que hace falta: nuestro país está ávido de poder lograr esa transformación hacia una sociedad más próspera, a oportunidades más parejas de desarrollo. Todo mundo dice: “seguimos queriendo eso, entonces, órale, vamos a jalar todo parejo”. Yo solo no puedo y si me dejan solo cómo la voy hacer.
“¡Cuídate mucho, mijito!”
Cuando terminamos de desayunar, acompaño a Luis Donaldo a la colonia El Obispo, un barrio popular que forma parte de San Pedro Garza García. Como por ahora no puede hacer campaña electoral, sus recorridos consisten en hablar con la gente para saber qué necesidades tienen. El abogado va acompañado del precandidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de San Pedro, así como también de un grupo de diez simpatizantes que llevan playeras naranjas y hacen bullicio a la menor provocación.
Colosio Riojas camina entre los puestos de un mercado informal que se coloca en una de las avenidas al pie del cerro. Sutilmente se aleja de sus acompañantes para tratar de establecer un diálogo real con la gente, que se muestra abierta ante el joven, aunque reaccionan de diversos modos cuando se enteran que quien está frente a ellos es el hijo del candidato asesinado en Lomas Taurinas en 1994. Algunos se encienden y empiezan a reclamar el cambio que creen que su papá estaba por lograr para el país, mientras que otros, sobre todo mujeres, señoras ya grandes, se enternecen y lo abrazan con cariño. Me tocó ver a un par de ellas rogarle al candidato que se cuidara mucho, por favor.
Sin embargo, Colosio Riojas evita en la medida de lo posible alargar la conversación en torno a su padre, su legado y su tragedia. Busca regresar la charla hacia los problemas de la colonia en materia de seguridad, baches o recolección de basura. Una y otra vez hace esto, a la par que lidia con la algarabía de sus simpatizantes, quienes constantemente interrumpen sus conversaciones con una bocina en la que se oye la pegajosa canción de Movimiento Naranja interpretada por Yuawi a todo volumen. Entonces, el joven político cumple con su obligación de precandidato y comienza a bailar y sonreír con alegría.
Fuente: sdpnoticias.com