Los candidatos a la candidatura presidencial de Morena han estado últimamente debatiendo sus propias campañas internas, informales pero cada vez más intensas, en los resquicios legales de la ley electoral, arriesgándose a que sus estrategias del día a día sean aprobadas por los árbitros electorales.
El canciller Marcelo Ebrard vio su rostro repartido este fin de semana en forma de maniquí acompañado de un folleto que decía “Juntos a Marcelo cambiaremos México”, luego de que las autoridades electorales prohibieran hacer campaña con el peluche del presidente.
O Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, quien aseguró que ella no estaba detrás de una campaña masiva en redes bajo el lema #EsClaudia.
La experta en derecho electoral, Rosa María Cano, explica que inicialmente la ley establecía tres elementos para determinar si un acto proselitista o no: que se pida expresamente el voto, que presenten una plataforma de campaña —“qué haré si me votan”— y que están pidiendo apoyo al público.
La ley electoral en México establece las reglas del juego para la campaña y la precampaña, pero ninguno de estos procesos ha comenzado aún.
La legislación electoral de México establece las reglas de los juegos de campaña y precampaña, pero esos procesos aún no han comenzado. César Astudillo, coordinador de la rama de derecho electoral del Instituto de Derecho de la UNAM, dijo que como estamos en las etapas preliminares de la campaña electoral, no hay una normativa para hacer frente a lo que está pasando.