Culiacán, Sinaloa, vivió ayer una intensa jornada marcada por balaceras, narcobloqueos y un clima de pánico que obligó a muchos ciudadanos a resguardarse en sus hogares. El gobernador Rubén Rocha Moya minimizó la situación, instando a la población a mantener la calma, y aclaró que los incidentes se concentraron en una zona rural en las afueras de la ciudad.
Los habitantes de Culiacán no tardaron en apodar los eventos como el “culiacanazo 3.0”, recordando momentos similares ocurridos en octubre de 2019, cuando se detuvo a Ovidio Guzmán, hijo del Chapo Guzmán. Ayer, se especuló sobre la detención de un alto capo del Cártel de Sinaloa, pero tanto autoridades locales como federales desmintieron dicha información por la noche. “No hay bajas, no hay personas heridas ni detenciones”, afirmó el gobernador, asegurando que la calma retornaba a la ciudad.
La Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa reportó que un grupo militar fue atacado en el ejido Peñasco y pidió a la población que mantuviera la calma mientras se atendía la situación. Bloqueos en la carretera México-15 también fueron reportados, lo que llevó a la suspensión de actividades escolares, comerciales y laborales en la ciudad. Muchos ciudadanos optaron por regresar a pie a sus hogares debido a los bloqueos.
Los enfrentamientos se registraron en varios poblados cercanos, como Paredones y Mojolo, donde se incendiaron vehículos y se reportaron daños a unidades militares por ‘ponchallantas’ colocadas en las carreteras. A pesar de la gravedad de los incidentes, las autoridades federales y estatales incrementaron la vigilancia y patrullaje en la zona, incluyendo sobrevuelos de aeronaves militares.
Se espera que este viernes se publique un informe detallado sobre los acontecimientos, posiblemente en la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, para esclarecer la situación y brindar más información a la población.