El cráter del volcán Popocatépetl mantiene un cráter interno con diámetro de 350 a 380 metros y una profundidad aproximada de 100 a 150 metros; sin embargo, se encuentra azolvado por tefra, es decir, por fragmentos sólidos de material volcánico expulsado a través de la columna eruptiva arrojado al aire durante las erupciones volcánicas.
De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), este fin de semana, sus investigadores, junto con expertos del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizaron un sobrevuelo por el coloso ubicado entre Puebla, Morelos y Estado de México, con apoyo de la Guardia Nacional. Los investigadores detectaron que los restos de tefra o materiales volcánicos se localizan en parte del domo del Popocatépetl, el cual pudo formarse durante la actividad compuesta por exhalaciones y emisiones continuas que se registraron durante el mes de mayo de este año.
“El sábado 13 de junio se realizó con apoyo de la Guardia Nacional, personal y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), un sobrevuelo al volcán Popocatépetl para verificar sus condiciones generales. Se visualizó que el cráter interno mantiene un diámetro de 350 a 380 metros y la profundidad aproximada es de 100 a 150 metros, el cual está azolvado por tefra. En el fondo se observaron restos de material de un domo que posiblemente se emplazó durante el mes de mayo”, detalla el informe.
En este 2020, el volcán Popocatépetl cumple 26 años de actividad constante luego de que despertó en el año 1994, periodo en el que se formaron y destruyeron domos internos de lava; y miles de columnas acompañadas por vapor de agua, gases y exhalaciones.
En julio de 1994 el coloso comenzó a lanzar fuertes fumarolas y el 21 de diciembre de ese año, inició una serie de pequeñas erupciones, con temblores locales de poca consideración y se produjo una lluvia de polvo y ceniza que cayó en Puebla.
Fuente: AGENCIAS – MILENIO
