
La nueva rica sin memoria
DICEN QUE DICEN que en Tancanhuitz la alcaldesa Olga Karina Luna anda tan ocupada desmintiendo todo que ya hasta se le olvidó qué aprobó cuando era regidora, como si la entrega–recepción hubiera sido un mito rural contado entre cafecito y pan de nata. Que las observaciones de Derechos Humanos “son de la administración pasada”, aunque la agresión de 2024 esté más fresca que la masa del horno, y que las celdas están mal porque, bueno, “alguien antes hizo algo”, pero ella no recuerda ni cuánto costó. Entre el conflicto con su Cabildo —que según ella no existe, aunque todos lo vieron salir indignado— y la flamante camioneta pagada con un sueldo que no alcanza ni para el enganche, la edil prefiere anunciar un edificio nuevo sin fecha, sin monto y casi sin municipio. Y mientras se da la media vuelta acusando calumnias, más de uno comenta que, en estos tiempos donde varios alcaldes naufragan en sus propios enredos, quizá debería tomar nota de cómo otros enfrentan preguntas sin perder la compostura, ni la memoria…
Parquímetros muy normales
DICEN QUE DICEN que en la capital Enrique Galindo anda tan tranquilo con las observaciones del IFSE que casi, casi da clases de cómo minimizar auditorías sin despeinarse, como si los señalamientos por la recaudación de parquímetros fueran golondrinas de temporada. Que no ha leído el informe —detalle menor, diría él— pero igual sabe que “todo es normal”, como si la palabra mágica convirtiera dudas en certezas y cuestionamientos en meras curiosidades contables. Mientras el auditor Rodrigo Lecourtois advierte que, si no aclaran bien, la cosa pasará de observaciones a responsabilidades, Galindo insiste en que apenas están en el “primer escalón”, ese donde muchos se quedan viendo el abismo con optimismo inexplicable. Y claro, mientras unos minimizan y otros fiscalizan, más de uno comenta que, en el Ayuntamiento capitalino el alcalde Enrique Galindo deja la suerte los ingresos públicos a la buena vibra y al “todo es normal”…
La afiliación conveniente
DICEN QUE DICEN que en Morena de San Luis Potosí andaban celebrando como si hubiera llegado la salvación cuando Rita Ozalia Rodríguez recibió a Francisca “La Paca” Reséndiz Lara, la misma lideresa del SITTGE que cada tanto presume su lucha laboral mientras deja incendios políticos por donde pasa. Que el discurso de “cerrar filas” contra la ultraderecha sonó más a justificación que a convicción, como quien intenta explicar por qué de repente le cayó tan bien el partido al que hace unas semanas todavía le gruñía. Y mientras Rita sonreía para la foto y los Claudistas aplaudían la “unidad”, algunos no pudieron evitar preguntarse si Morena terminó afiliando a una aliada o a un problema con credencial laminada. Porque en esta historia, dicen, lo único verdaderamente firme es que La Paca Reséndiz sabe acomodarse donde más le conviene y esta vez, el veneno viene envuelto en un discurso emotivo…
El fiscal que sí… o que no
DICEN QUE DICEN que la salida de Alejandro Gertz Manero de la FGR dejó más preguntas que certezas, empezando por esa curiosa categoría de “causa grave” que el Senado aprobó con la solemnidad de quien firma un trámite sin leer la letra chiquita. Que si desde el gobierno le pidieron amablemente —o no tan amablemente— que se retirara, la oposición no tardó en olfatear que algo no cuadra, porque las renuncias espontáneas no suelen procesarse como emergencias institucionales. Se dice que ahí empezó la especulación de dos filos: o se fue porque no hacía su trabajo… o porque lo hacía demasiado bien, y más de uno prefería evitar sorpresas. El dilema, se murmura en los pasillos, no es qué pasó, sino cuál versión le incomoda más al gobierno. Porque al final, México merece la explicación completa, no este acertijo político contado entre susurros, votos cruzados y silencios que huelen a prisa…
La puerta entreabierta
DICEN QUE DICEN que Andrés Manuel López Obrador reapareció desde Palenque con la voz pausada del jubilado ejemplar, pero con el filo intacto del político que nunca suelta el micrófono. Anunció que su retiro es retiro… pero solo si nadie toca sus líneas rojas, no vaya a ser que tenga que regresar “a la calle” a salvar la democracia, la soberanía y, por supuesto, a la “mejor presidenta del mundo”. Que el videomensaje venía disfrazado de presentación literaria, pero terminó siendo un recordatorio de que él sigue marcando el tamaño de las tormentas y decidiendo cuándo es temporada de zopilotes. Que si Sheinbaum gobierna, él arbitra; y si la oposición bosteza, él interpreta. Y mientras en Palacio Nacional levantan la ceja por el tutor que no se resigna a cerrar la libreta, no faltan quienes dicen que, aunque la llama “la mejor presidenta del mundo”, el amago de regresar a defenderla suena más a tutoría que a respaldo, más a nostalgia del poder que a retiro espiritual. Porque en el fondo —dicen— esa puerta que dejó entreabierta no es advertencia: es tentación…
Porque en San Luis Potosí y en México, siempre habrá alguien que diga que dicen… y casi siempre, tendrá razón.










