Dicen que Dicen 07 de noviembre 2025

Entre IA punitiva, justicia enfiestada, obras eternas, pleitos académicos y groserías legislativas, México confirma que el poder y la política siempre encuentran nuevas formas de perder la compostura.

IA… ¿Inteligencia autoritaria?

DICEN QUE DICEN que el diputado Héctor Serrano insiste en querer salvarnos del apocalipsis digital, pero su iniciativa para castigar el “uso doloso de la inteligencia artificial” huele más a mordaza con algoritmo que a defensa de la verdad. Con un discurso digno de película distópica, propone cárcel para quien “altere la realidad” o “provoque alarma social”, aunque nadie explica quién decidirá qué es “alarma” o qué tan “real” debe ser la realidad. Y claro, promete que “no se afecta la libertad de expresión”, lo mismo que dicen todos antes de apretarla. En tiempos donde la IA apenas aprende a dibujar manos, el Congreso potosino parece más preocupado por controlar voces incómodas que por entender cómo funciona un deepfake. O peor aún: quizá ya entendieron demasiado bien cómo usarlo, pero a su favor…

Justicia enfiestada

DICEN QUE DICEN que en el Poder Judicial de San Luis Potosí la justicia no solo es lenta: también sabe bailar a ritmo de las Mañanitas. La abogada Natalia Castillo denunció que, mientras ella buscaba resolver un caso urgente de una niña con autismo que lleva meses sin recibir pensión alimenticia, los magistrados y su personal habían convertido la Tercera Sala en salón de fiestas para celebrar el cumpleaños de la magistrada Silvia Torres. Escritorios vacíos, oficinas desiertas y funcionarios escondidos entre pastel y globos, mientras un expediente crucial acumula polvo. Cuando Castillo intentó documentar el despropósito, quisieron impedirle grabar… como si la opacidad fuera también parte del festejo. Se dice que tras exhibir el video, la abogada Castillo comenzó a recibir llamadas y amenazas, prueba de que en el tribunal algunos trabajan duro, pero solo para proteger sus privilegios. Y luego preguntan por qué nadie cree en la reforma judicial. Aquí está la respuesta: en los pasillos se apagan los teléfonos, se cierran las puertas y se apagan velitas mientras se deja sin justicia a una niña vulnerable…

Obra eterna (y con discurso incluido)

DICEN QUE DICEN que la rehabilitación de Julián de los Reyes ya compite con el Tren Maya en retrasos y pretextos. El Ayuntamiento de Enrique Galindo jura que todo “avanza conforme a los tiempos”, aunque los vecinos solo ven polvo, baches y letreros de “disculpe las molestias”. Dicen que para diciembre la calle estará “circulable”, palabra mágica que en lenguaje municipal significa “a medias, pero con foto”. Mientras los comerciantes pierden ventas y paciencia, el alcalde busca maquillar la torpeza con acuerdos de último minuto y promesas del Buen Fin. Lo que iba a ser símbolo de modernización terminó como postal del desorden: obras lentas, información nula y una administración más preocupada por el discurso que por entregar resultados…

Violencia académica (con título y todo)

DICEN QUE DICEN que en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UASLP la inteligencia se presume, pero la empatía brilla por su ausencia. Una estudiante con discapacidad motriz denunció haber sido agredida por la postdoctorante Mónica Elizama Ruíz Torres, quien, según narran, la sujetó de su silla de ruedas para impedirle avanzar, todo por un pleito académico de egos y simposios. Y mientras la joven lloraba y pedía apoyo, la facultad guardaba un silencio más académico que institucional. Los alumnos, hartos, volvieron a llenar los pasillos de pancartas contra el acoso y la violencia, porque la universidad parece no entender que los títulos no dan derecho a humillar. Lo más indignante no es el acto en sí —que ya es miserable—, sino que en pleno siglo XXI aún haya que explicarle a una doctora que la dignidad no se mide por grados, sino por humanidad…

Lengua parlamentaria

DICEN QUE DICEN que el diputado Carlos Mancilla estrenó el diccionario legislativo con un sonoro “¡Chinguen a su madre!” dirigido a sus colegas de Morena, a quienes llamó “cómplices y miserables del narcogobierno”. Y mientras los morenistas se ofendían por la flor del insulto, nadie desmintió el fondo de la frase. En la Cámara de Diputados, los discursos se llenan de moral y los pasillos de cinismo: unos se indignan por las palabras, otros por las verdades. Hay quiénes dicen que Mancilla no hizo más que decir lo que muchos piensan, solo que con la elocuencia cruda que da el hartazgo y sin el filtro de lo “políticamente correcto”

Acoso y “montajes”

DICEN QUE DICEN que el episodio de acoso contra la presidenta Claudia Sheinbaum se volvió, faltaba más, otro ring político donde cada quien ve lo que quiere ver. Mientras la mandataria denuncia con razón que ningún hombre tiene derecho a irrumpir el espacio personal de una mujer —y menos de manera tan burda como lo hizo Uriel “N”—, el empresario Ricardo Salinas Pliego decidió estrenar su propio género cinematográfico: el montaje político exprés. Según él, todo habría sido una “cortina de humo” para tapar el asesinato del alcalde de Uruapan, aunque no presentó ni una servilleta con pruebas. La Presidenta, tranquila, respondió con acciones: denuncia penal, revisión del marco legal y una campaña nacional contra el acoso. Y mientras unos intentan convertir una agresión real en teoría de conspiración, queda claro que en México hasta la violencia contra las mujeres puede terminar convertida en balón partidista. Aquí, el problema no es el montaje: es la mezquindad…

Acordeones judiciales

DICEN QUE DICEN que en la mismísima Facultad de Derecho de la UNAM dos estudiantes le dieron al ministro presidente Hugo Aguilar Ortiz la clase que nadie se atrevía a darle: la de independencia judicial. Frente al foro de “Reforma Judicial, Democracia y Ciudadanía”, los jóvenes le preguntaron —sin temblarles la voz— cómo piensa justificar los acordeones repartidos por el partido en el poder, esos que “coincidieron casualmente” con los ganadores de la elección de jueces y magistrados. Y mientras ellos hablaban de sumisión política y perfiles improvisados, el ministro apenas pudo refugiarse en el silencio institucional… tanto, que la transmisión se cortó misteriosamente justo cuando los cuestionamientos subían de tono. Luego, para rematar, Aguilar Ortiz salió del recinto sin responder nada, como si la justicia popular también incluyera el derecho a huir a tiempo. Porque sí: la reforma judicial quería acercar a los jueces al pueblo y vaya que lo logró, solo que en forma de incómodo examen oral que el ministro prefirió no contestar…

Porque en San Luis Potosí y en México, siempre habrá alguien que diga que dicen… y casi siempre, tendrá razón.

Salir de la versión móvil