
Patrimonio de oro (y sueldos de lata)
DICEN QUE DICEN que mientras el Monte de Piedad lleva semanas paralizado y miles de familias no pueden empeñar ni recuperar nada, su secretario general, Arturo Zayún González, vive en un espléndido “monte”… pero de propiedades millonarias. La investigación de Xpectro FM destapa un patrimonio que supera los 300 millones de pesos, adquirido —¡qué casualidad!— en dos décadas donde los trabajadores peleaban aumentos, pero el líder sindical compraba casas en el Campestre, lotes en Villa Magna y residencias con alberca, muros reforzados y cámaras de vigilancia. Y todo con valores declarados tan risibles que harían sonrojar a cualquier notario: mansiones de 40 millones registradas por 2.6, terrenos de 5 millones pagados en 1.8, compras “de contado” como quien compra un microondas en oferta. Mientras Zayún acusa complots en la huelga nacional, su propio patrimonio parece gritar otra cosa: que el verdadero Monte de Piedad no está en las sucursales cerradas, sino en la cartera inmobiliaria de su dirigente…
Sueldazos universitarios
DICEN QUE DICEN que mientras la UASLP presume crisis, recortes y “compromiso social”, en sus oficinas centrales corre otro lenguaje: el de los sueldos de élite. Según su propio reporte de transparencia, hay funcionarios que cobran más de 200 mil pesos mensuales, como si dirigieran un consorcio internacional y no una universidad pública que hoy lidia con paros, agresiones, protocolos fallidos y edificios tomados. La directora del Departamento de Inglés gana 233 mil pesos, más que el propio rector Zermeño, y más que gobernadores, ministros y medio gabinete federal. Y no son casos aislados: más de 40 funcionarios rebasan los 100 mil pesos, incluidos administrativos que poco aparecen cuando la comunidad exige soluciones. En una universidad donde estudiantes denuncian violencia, docentes precarizados buscan mejores condiciones y padres piden seguridad, la élite burocrática universitaria vive en su propio tabulador dorado. Y luego se sorprenden de que la indignación crezca. En la UASLP no falta dinero: sobran privilegios…
Policías de a cinco mil
DICEN QUE DICEN que el gobernador Ricardo Gallardo Cardona volvió a poner el dedo en la llaga salarial que muchos alcaldes prefieren esconder bajo la alfombra: policías municipales que ganan 5 mil 700 pesos, menos de lo que cuesta una despensa completa en quincena difícil. Gallardo anunció que mandará iniciativa para fijarles un piso digno de 15 mil pesos, porque —dice y con razón— con sueldos de miseria no solo espantan vocaciones: también empujan a más de uno directo a los brazos del crimen, que paga mejor y sin recibo de nómina. El gobernador incluso exhibió contrastes absurdos: ediles cobrando 140 mil pesos mientras sus policías no alcanzan ni para la renta. Y no pidió que los alcaldes se bajen el sueldo —“son autónomos”—, pero sí que dejen de tratar a los oficiales como relleno barato del presupuesto. Al final, más que reforma, su propuesta suena a sentido común: si quieres seguridad, empieza por pagarles como si su vida valiera más que un salario mínimo disfrazado de uniforme…
Sueldo indígena (pero solo para el alcalde)
DICEN QUE DICEN que en Tamasopo, donde más del 60% de la población indígena vive en pobreza, el único que no batalla para llegar a fin de mes es su alcalde, Mauricio Andrade Merchón, feliz receptor de 140 mil 287 pesos mensuales. El edil asegura que no es para tanto, que él “trabaja 24/7” y que ese sueldazo “ya estaba establecido desde hace años”, como si la pobreza también fuera herencia administrativa. Y para calmar las críticas promete bajarse “unos 20 mil”, quedando en módicos 120 mil pesos, cifra que cualquier habitante del municipio apenas reuniría en varios años. Andrade incluso presume que dona parte de su ingreso, aunque sin decir cuánto, a quién o en qué recibo. En un municipio donde muchas familias sobreviven con menos de lo que él gasta en gasolina, su explicación suena más a burla que a justificación. Porque sí: en Tamasopo la desigualdad es tan profunda que ni hace falta medirla; basta comparar la quincena del alcalde con la vida diaria de su gente…
El Bar de nunca acabar
DICEN QUE DICEN que el bar “Despacho”, ese tugurio universitario a media cuadra de Derecho, ya dejó de ser antro y se convirtió en un capítulo semanal de La Ley y el Orden versión potosina. La madrugada del 6 de noviembre volvió la rutina: pleito, empujones, golpes… y luego balazos, porque aquí hasta las madrugadas vienen armadas. En los videos se ve lo de siempre: seguridad rebasada, jóvenes fuera de control y vecinos escondidos detrás de las cortinas mientras se escuchan gritos. Lo más triste es que no es noticia nueva: clausuras temporales, denuncias vecinales, advertencias municipales… y el “Despacho” sigue operando como si nada. A estas alturas, lo raro sería un fin de semana sin bronca. Y mientras nadie cae detenido, la comunidad universitaria y los habitantes del Centro Histórico ya viven en alerta permanente, viendo cómo un bar que no controla ni la fila de entrada se convierte una y otra vez en el mismo desastre anunciado…
Luto en la zona universitaria
DICEN QUE DICEN que la ciudad se encogió un poco más cuando un joven de apenas 23 años, pasante de servicio social en Cirugía Maxilofacial de la Facultad de Estomatología de la UASLP, perdió la vida tras un asalto que jamás debió ocurrir. Intentó defender su vehículo, su rutina, su futuro… y encontró de frente la brutalidad de quienes disparan sin pensarlo. Los vecinos, estremecidos por las detonaciones, hicieron lo único que podían: llamar por ayuda que llegó, sí, pero tarde para un corazón que ya peleaba por seguir. En el Hospital Central, donde tantas veces él mismo acudió para aprender a sanar a otros, su vida se apagó minutos después. La Facultad lo despidió con palabras que duelen: era dedicado, apasionado, de esos jóvenes que le dan sentido a una universidad pública. Hoy, la comunidad entera está de luto y exige lo obvio: justicia, verdad y seguridad en una zona universitaria que hace tiempo dejó de ser refugio. Que su nombre no sea un número más. Que su muerte no se diluya entre comunicados. Que su familia encuentre consuelo y que nosotros, como sociedad, encontremos la vergüenza que nos falta para no normalizar estas tragedias…
Porque en San Luis Potosí y en México, siempre habrá alguien que diga que dicen… y casi siempre, tendrá razón.










