Depredador con fuero invisible
DICEN QUE DICEN que en el TEJA las prácticas profesionales se han vuelto una ruleta rusa donde las estudiantes entran buscando experiencia y terminan huyendo de Claudio Alberto Alvarado Barragán, ese funcionario–docente que presume autoridad para convertir su oficina en su propio catálogo de escorts. Que los testimonios hablan de acoso, encierros, chantajes, referencias sexuales y violencia abierta, mientras más de diez carpetas de investigación duermen el sueño eterno gracias a una protección tan alta que ya parece blindaje institucional. Y cuando las jóvenes buscan ayuda, la presidenta del TEJA, María Olvido Rodríguez, las manda a Oficialía Mayor como si el acoso se resolviera con ventanilla y sello, no con justicia. Todo mientras Alvarado sigue ahí, año tras año, repitiendo el mismo patrón como si el tribunal fuera su feudo personal. Porque en este escándalo, dicen, lo único verdaderamente “administrativo” es cómo administran la impunidad. Y las estudiantes, cansadas de sobrevivir al depredador, exigen que por fin alguien haga lo que la institución no ha querido hacer: frenarlo…
Recorte con lección incluida
DICEN QUE DICEN que tras el recorte de 186 millones de pesos a la UASLP, Ricardo Gallardo Cardona salió a poner orden recordando algo elemental: sin diálogo no hay entendimiento, y sin entendimiento difícilmente habrá presupuestos a la altura de lo que la Universidad reclama. Que el gobernador insistió en que el Congreso pidió —una y otra vez— un encuentro con el rector Alejandro Zermeño para revisar números, manejo administrativo y prioridades, pero la negativa terminó siendo un error que ahora se refleja en la tijera. Aun así, Gallardo no cerró la puerta: reiteró su apoyo total a la institución y pidió respeto, comunicación y coordinación como únicos caminos para evitar más tensiones y recuperar lo que se pueda. Porque en esta historia, dicen, la lección es clara: cuando la UASLP se encierra y deja de hablar con quienes deciden el presupuesto, el silencio se paga, y caro…
Broma cara y explicación más cara aún
DICEN QUE DICEN que Sara Rocha Medina quiere convencernos de que su “ganada” camioneta Nissan fue solo una broma adelantada del 28 de diciembre, aunque en su video agradeció con devoción al gobernador, a Dios y casi a la suerte misma, como si la entrega hubiera sido real y bendecida. Ahora asegura que todo fue porque es “católica y agradecida”, y que jamás aceptaría un regalo así porque sería incorrecto, pero aun así promete ir a pedirle disculpas al gobernador por meterlo en sus chistes, por si acaso. Y mientras intenta explicar que “siempre ha sido bromista”, el asunto ya escaló a nota nacional y dejó al PRI, al Congreso del Estado y a la propia diputada en un sainete difícil de vender como inocentada. Porque aquí, dicen quienes vieron el video original, la verdadera broma no fue la camioneta: fue creer que podían borrar la escena con una sonrisa y un “era juego”…
Depuración en pausa… pero con lupa encima
DICEN QUE DICEN que en la Dirección de Gobernación el ambiente está más tenso que un cable pelado, pero Noé Lara salió a matizar: sí hay revisión total, sí hay entre 50 y 60 trabajadores bajo análisis, pero nadie está sentenciado hasta que la investigación concluya. Que el Oficial Mayor insiste en que esto no es purga sino diagnóstico, que lo que llegue al gobernador debe verificarse y que cualquier movimiento —desde reubicación hasta cese— dependerá de pruebas reales, no de rumores ni de anuncios políticos adelantados. Y mientras Contraloría revisa caso por caso, el personal vive en un limbo administrativo donde nadie sabe si seguirá, si se moverá o si la silla ya tiene reemplazo. Porque aunque Lara repite que el objetivo no es afectar a nadie sino garantizar que todos cumplan, la advertencia está implícita: cuando la lupa se posa sobre una dependencia, siempre hay algo que termina saliendo a la luz. Y esta vez, dicen en los pasillos, la revisión apenas comienza…
Navidad con basura acumulada
DICEN QUE DICEN que extender el Tianguis Navideño de Las Vías hasta el 31 de diciembre es como prender las luces del arbolito sin revisar los cables: todos saben que va a tronar. Los vecinos ya batallan con la basura, los olores y el desorden cuando el mercado opera solo un día a la semana; ahora imaginan 17 días seguidos de bolsas apiladas, comida en descomposición y banquetas intransitables. Y no es exageración: la propia Dirección de Gestión Ecológica reconoce que un solo domingo deja entre 18 y 20 toneladas de desechos, y la limpieza puede tardar hasta 24 horas… cuando hay tiempo. Con 5 kilómetros de puestos y hasta 15 mil visitantes diarios, la capacidad de recolección difícilmente dará abasto, por más buena voluntad que presuma el Ayuntamiento. Porque aquí, dicen los vecinos, no es que el tianguis sea problema: es que convertirlo en maratón sin infraestructura suficiente es receta para una Navidad aromatizada a basura y desorden…
Sin derecho a guardar la compostura
DICEN QUE DICEN que ni la solemnidad del Día Internacional de los Derechos Humanos ni la presencia del representante de la ONU alcanzaron para que los diputados de PAN y Morena se comportaran como adultos: la sesión solemne terminó hecha trizas entre gritos, insultos y el ya tradicional “¡Hijos de Borolas!” que Morena usa como comodín para cualquier crítica. Que Germán Martínez apenas mencionó la “narrativa única” del poder y la inseguridad atribuida a García Harfuch y Ernestina Godoy, cuando las bancadas oficialistas se le fueron encima, mientras Kenia López Rabadán intentaba —sin éxito— meter orden en un salón que parecía secundaria en hora libre. Luego vino Yoloczin Domínguez a rematar, diciendo que el error de la 4T fue dejar entrar a Germán, acusando al PAN de vínculos con el narco y aprovechando para aclamar a Claudia Sheinbaum como si aquello fuera un mitin y no una sesión legislativa. Y así, entre posturas solemnes convertidas en pleito y un cierre atropellado de periodo, lo único claro es que los derechos humanos en San Lázaro sí se discuten, pero el respeto elemental, ese, ni de invitado apareció…
Porque en San Luis Potosí y en México, siempre habrá alguien que diga que dicen… y casi siempre, tendrá razón.
