Dicen que Dicen 26 de diciembre 2025

Entre parquímetros rotos, boletos fantasma, fiscales de partido y lujos discretos, la austeridad se cuenta al revés en México.

Multa garantizada, servicio no

DICEN QUE DICEN que en el Centro Histórico los parquímetros ya no miden tiempo, miden paciencia, porque muchos están descompuestos, otros no sirven y la app —esa que prometía modernidad— a veces decide guardar silencio justo cuando más se necesita. Que los usuarios caminan cuadras buscando un aparato vivo mientras el Ayuntamiento camina directo a la multa, sin preguntarse si el servicio funciona o solo recauda. Dicen que cuando la alerta no suena y el ticket sí llega, la culpa siempre es del ciudadano, nunca del sistema. Y que a adultos mayores, trabajadores y visitantes poco les importa la explicación técnica cuando el castigo cae puntual. La inconformidad crece porque sancionar sin garantizar condiciones mínimas huele más a caja registradora que a orden urbano. Antes de castigar, piden revisar; antes de cobrar, cumplir. Pero mientras no haya auditoría ni mantenimiento, dicen los malpensados, el parquímetro seguirá siendo ese árbitro que juega con marcador propio y siempre gana…

Vestidos y alborotados

DICEN QUE DICEN que para Bad Bunny hubo boletos, concierto y estadio lleno… menos para quienes confiaron en “Tour Mex”, la agencia fantasma que vendió sueños, cobró anticipos y desapareció justo cuando empezó a sonar el reguetón. Que desde mayo prometieron transporte y entradas, y en diciembre solo entregaron silencios, WhatsApps esquivados y un “siempre no” de última hora. Dicen que hubo permisos pedidos, dinero prestado, viajes desde el interior del estado y una ilusión que se quedó en la banqueta, mientras el anticipo fue “jineteado” con toda la calma del que no rinde cuentas. Ahora las víctimas se organizan, hablan de demandas colectivas y de revisar si la agencia existe más allá de Facebook, si paga impuestos o si vive de repetir el truco. Porque no es la primera vez, dicen, y tampoco sería la última si nadie mete mano. Moraleja de sobremesa: en tiempos de conciertos caros y promesas digitales, el verdadero fraude no fue quedarse sin Bad Bunny, fue creerle a Tour Mex

Fiscal con camiseta guinda

DICEN QUE DICEN que tener un fiscal electoral afiliado a Morena no es casualidad, sino parte de una dinámica donde la justicia termina obedeciendo más al color del partido que a la letra de la ley. Que Enrique Dahud lo dijo sin rodeos: cuando el árbitro trae camiseta, el juego ya viene cargado y la democracia queda supeditada a lo que mande el “cártel político” en turno. Dicen que el problema no es solo el nombramiento, sino el silencio institucional que permite que perfiles con filiación partidista lleguen a cargos que deberían ser neutrales por definición. Y que una vez sentados en la silla, ya no hay marcha atrás, aunque la confianza pública se vaya por el drenaje. A eso se suma, dicen, un sistema judicial parchado, con jueces rebasados, renuncias inexplicables y decisiones que parecen sacadas de acordeón. El resultado es un cóctel peligroso: elecciones vigiladas por militantes y justicia administrada con consigna. Dicen que cuando la imparcialidad se vuelve opcional, lo electoral deja de ser democrático y pasa a ser un trámite controlado…

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Chanclas de la 4T

DICEN QUE DICEN que a Sasil de León la agarraron en chanclas Hermès y salió a decir, con toda seriedad republicana, que eran “artesanales”, como si el logotipo tallado para que no se note fuera obra del telar de cintura. Que es pura casualidad que el diseño sea idéntico al de la marca de lujo y que el precio no combine con el discurso de austeridad que tanto presumen. Dicen que aquí no hay contradicción, solo creatividad narrativa: no es Hermès, es inspiración ancestral con acabados franceses. Se rumora entre los que saben que en Morena el problema nunca ha sido el lujo, sino que se vea, que se note, que se viralice. La austeridad no se practica, se disimula; no se vive, se maquilla. Y así, entre chanclas finas y explicaciones burdas, queda claro muchos dentro de la 4T no renunciaron al glamour, solo aprendieron a esconder la etiqueta…

Bolsas de lujo, discurso austero

DICEN QUE DICEN que en Houston, Texas, José Ramón López Beltrán salió muy campante de Loro Piana cargando bolsas de “quiet luxury”, hasta que notó la cámara y el lujo dejó de ser tan discreto como presume. Que mientras se habla de austeridad, algunos pasean por boutiques donde el precio no se pregunta, se paga. Dicen también que si hay investigación, no los incluye; que si hay señalamientos, son exageraciones; y que si hay dudas, pues que se aguanten, porque en la narrativa oficial todo es impecable y cualquier sospecha es pura mala leche. Mientras tanto, la la sobremesa mexicana comenta entre café y pan dulce que la 4T quizá no heredó riqueza pero los gustos finos, esos sí parecen ir en la sangre, aunque se jure que todo es honesto, transparente y muy, pero muy “pueblo”…

Porque en San Luis Potosí y en México, siempre habrá alguien que diga que dicen… y casi siempre, tendrá razón.

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