La diputada morenista Anaís Miriam Burgos Hernández sorprendió este miércoles en la Cámara de Diputados al instalar un improvisado puesto entre las curules del pleno para vender rebozos confeccionados en el municipio de Tenancingo, Estado de México. Cada prenda se ofrecía a un precio de 1,200 pesos.
Acompañada de dos asistentes, la legisladora llegó con una gran maleta repleta de rebozos y comenzó a ofrecerlos a sus compañeros de bancada antes de que iniciara la sesión. Varias diputadas de Morena, entre ellas Miriam Granillo Velazco, la ayudaron en la venta, formando lo que algunos legisladores llamaron un “tianguis legislativo”.
Venta entre curules y solicitudes de descuento
La comercialización de los rebozos generó momentos inusuales dentro del recinto legislativo. Mientras algunos diputados negociaban precios o pedían descuentos por compras masivas, otros intentaban devolver las prendas que no querían adquirir.
“¡Pásenme lo que no se van a llevar porque si no pierdo!”, exclamó Burgos Hernández cuando los rebozos comenzaron a circular de curul en curul.
En Tenancingo, los precios de estas artesanías pueden ir desde 500 hasta 5,000 pesos, dependiendo de la calidad del material y la complejidad del diseño.
Uno de los legisladores que compró un rebozo al contado regresó después para preguntar si podía recibir “por lo menos una bolsita por los mil varos que me costó”, a lo que la diputada accedió.
Cuando se le cuestionó sobre la inusual venta dentro del Congreso, Burgos Hernández argumentó: “Me gusta que su artesanía ande en todos lados”.
Diputada ausente en la discusión legislativa
Mientras la Cámara de Diputados discutía el dictamen con las listas de aspirantes a la elección de junio próximo y la relación de México con Estados Unidos, Burgos Hernández no participó en el debate ni emitió posicionamiento alguno en nombre de su bancada.
La legisladora, quien anteriormente fue diputada local y actualmente ocupa una curul federal por el distrito 33 de Chalco, se ha caracterizado por su impulso al lenguaje incluyente en la Constitución.
El episodio generó reacciones divididas, con algunos legisladores viendo la situación con humor y otros cuestionando la pertinencia de realizar ventas dentro del recinto legislativo.
