Doña Carmen: Cuando el saqueador quiere volver por lo que dejó

Por Doña Carmen, desde el portal de su casa, sacudiendo un cojín con furia mientras el polvo del pasado se levanta.

Por Doña Carmen, desde el portal de su casa, sacudiendo un cojín con furia mientras el polvo del pasado se levanta.

¿Ya vieron ustedes? El fantasma de Xavier Nava anda suelto otra vez. Sí, ese mismo que nos dejó las calles hechas coladeras y las arcas municipales más secas que nopal en agosto. ¡Y ahora resulta que la Corte le dice que puede volver! Pero tranquilos todos… que ni los perros del barrio le mueven la cola a Xaviercito.

Lo que me hace escupir el café es su llamado “triunfo”: se pasea en redes como si le hubieran dado una medalla, cuando lo único que hizo fue esquivar una condena mal hecha. Gallardo tenía razón: lo que se anuló fue la inhabilitación administrativa, pero lo penal sigue ahí, como nube negra. Y eso no lo borra ningún tweet.

Su paso por la alcaldía fue una verdadera maldición municipal. Donde hoy hay baches, antes hubo presupuestos enterrados. Las arcas quedaron tan vacías como olla de lentejas en Cuaresma… y él se chupó hasta el caldo. El pueblo no olvida, por eso en el 2021 lo mandaron a barrer con el 63% de los votos en contra. ¡Ni su familia votó por el!

Y ahora dice que viene a “rescatar al estado”, como si fuera un redentor. ¡Ja! Quiere salvarnos de la mafia política… siendo él el principal jefe de la banda. Es como si el coyote ofreciera cuidar las gallinas. Aquí no nacimos ayer.

Lo más revelador es el silencio que lo rodea. Ni un partido lo quiere: ni el verde, ni el azul, ni el rojo. Hasta los tricolores se esconden. Y los navistas de antes ni pío dicen. Saben que mancha el apellido del doctor Salvador Nava, ese sí era un señor decente. El pueblo está indiferente. La noticia cayó como moneda en pozo ciego… ni un “ay” se oyó.

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Xavier Nava es como ese pantalón viejo colgado en el tendedero: tiene manchas de lodo que no se quitan, como sus contratos chuecos; roturas en las costuras, como sus desvíos de recursos; y huele a humedad, como su corrupción estancada. ¿Quién en su sano juicio lo volvería a usar?

Mientras doña Chuy sigue esperando que le arreglen el drenaje que Nava prometió en 2018, él sueña con otra oportunidad para saquear. Prioridades de ladrón viejo: robar con licencia —gracias, Corte— pero jamás devolver lo robado.

Mi reclamo, con la escoba en alto, va directo: ¡basta de redentores corruptos! A la Corte, si van a revocar inhabilitaciones, que exijan cuentas claras primero. A los partidos, si alguno lo recibe, que le pidan las facturas de sus “obras fantasma”. Y al pueblo… que no olvidemos y que sigamos indiferentes. Porque el olvido es el peor castigo para quien ambiciona reflectores. Un político sin pueblo es como cantinero sin pulquería: puede gritar ofertas, pero nadie le compra.

Con un suspiro de alivio (porque ni los zopilotes quieren carroña pasada),
Doña Carmen,
Vecina de la colonia donde la memoria es más fuerte que los discursos.

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