
Por: Doña Carmen, desde su ventana en la colonia Tequis, tapándose los oídos del ruido que aún no llega pero ya asusta.
¿Se enteraron de la última ocurrencia del alcalde Enrique Galindo? Resulta que quiere sacar los antros de la Zona Himalaya… para meterlos aquí, en nuestra querida avenida Carranza. ¡Como si el ruido y el desmadre fueran bultos que se trasladan en camioneta! Me lo contó la Chuy mientras regábamos los geranios, y casi tiro la regadera del coraje. ¿En qué cabeza cabe que la solución al escándalo sea… ¡cambiarlo de colonia?
La lógica del señor alcalde es como la de mi nieto chiquito cuando esconde el quehacer bajo la cama: “Ojos que no ven, problema que no existe”. Pero aquí en Tequis y Uresti no somos tontos: sabemos que traer antros a una zona llena de abuelitos, niños y familias trabajadoras es como poner un toro en cristalería. Ya lo gritan los vecinos en las juntas: “¡Aquí queremos noches de serenatas, no de borrachos orinando en las macetas!”.
Lo que duele no es que quiera resolver el problema de Himalaya… ¡es que nos use de basurero urbano! Gobernar no es jugar al “tlacuache” con los conflictos: quitarlos de un lado para esconderlos en otro. ¿Dónde está el estudio serio? ¿La consulta a urbanistas? ¿El plan para controlar el alcohol, el ruido y los vomitonas en las puertas? Lo único claro es que primero avisaron los empresarios de antros… y después, como penitencia, nos avisaron a nosotros.
Mientras Galindo presume su “solución rápida”, a mí me sudan las manos de imaginar: Doña Cata, la de 80 años, desvelada por los bajos que retumban; el niño Luisito con fiebre porque no pudo dormir; los coches estacionados como sardinas sobre las flores del jardín. Y todo para que los dueños de discotecas no pierdan un peso. ¡Ah, pero eso sí: a las 2 a.m., cuando cierren, ellos se irán a dormir a sus casitas tranquilas en Lomas… mientras nosotros aguantamos el tufo a cerveza rancia!
San Luis merece algo mejor que parches. Necesitamos zonas de entretenimiento bien pensadas: lejos de escuelas y hospitales, con transporte nocturno, baños públicos y policías que vigilen de verdad… no que cobren “derecho de piso” con la vista gacha. Si el alcalde Galindo quiere equilibrio, que empiece por escuchar más a las amas de casa que barren la banqueta al amanecer… y menos a los empresarios que cuentan billetes al cerrar.
Mientras arranco un yuyo del jardín, pienso: Un buen gobierno no mueve problemas… los resuelve en raíz. Porque lo que hoy es “solución” en Carranza, mañana será otra vez grito vecinal… y otro viajecito del alcalde para “estudiar” modelos en el extranjero.
Con el oído puesto en la calle y el corazón en Tequis,
Doña Carmen
Vecina que prefiere el canto de los pájaros al retumbar de las bocinas










