Esto de la política estatal me tiene más caliente que comal de tortillería. Resulta que en el Congreso del Estado de San Luis Potosí se armó la gresca otra vez: el PT y el PAN se están peleando como perros por un hueso llamado Directiva del Congreso. Y todo porque don Héctor Serrano Cortés, el presidente de la JUCOPO, prometió “consenso”, pero lo único que hay son puyazos entre diputados.
La diputada Diana Ruelas, del PT, exige que el PAN respete los acuerdos que —según ella— se hicieron al inicio de la Legislatura. Que si les toca a ellos dirigir el muladar este año. Pero don Rubén Guajardo Barrera, coordinador del PAN, se hace el desentendido: “No sé de qué me hablan, y si hubo acuerdo, fue solo entre los grandes”. ¡Vaya manera de limpiarse las manos! Como dice el refrán: “Acuerdos escritos, palacios embargados; acuerdos verbales, puro aire”.
Y luego don Rubén suelta que “no comenzaron de la mejor manera” y que hasta quisieron destituir al diputado Marcelino Rivera. ¡Qué desmadre! Parece que en el Congreso no legislan, sino que juegan al “tú la llevas” con la silla presidencial. Lo peor es que el PAN amenaza: “Si no nos dan lo que queremos, votamos en contra de todo”. ¡Niños berrinchudos con corbata!
Pero lo más sabroso es que don Rubén pide “justificación” para cualquier decisión. “Que me digan por qué”, reclama. ¿Acaso no sabe que en la política la justificación es como el azúcar en el café? Unos le ponen, otros no, pero al final todos se toman el puesto. Y si no, que le pregunten a los ciudadanos, que ya estamos hartos de ver cómo se reparten curules como si fueran dulces en piñata.
Y mientras estos señores se miden los bigotes, el segundo periodo legislativo se acerca y la Directiva sigue en el aire. Don Rubén dice que esperarán hasta el final, pero todos sabemos que eso es pura táctica para presionar. Al final, el bloque de la 4T decidirá, pero eso sí: con la “bendición” de quien más convenga.
Ya lo veo: esto no es por el bien de San Luis, es por el hueso. Y mientras ellos pelean, la gente sigue esperando agua, calles dignas y seguridad. Pero qué vamos a esperar si ni siquiera pueden ponerse de acuerdo para dirigir su propio circo.
Como dice Don Cornelio, el de la frutería: “Cuando los políticos se pegan por un hueso, al pueblo le toca roer los desperdicios”.
Con el café amargo y la radio encendida,
Doña Carmen
Vecina que prefiere el sentido común a los discursos envenenados.
