Doña Carmen: Los macetones de Morena

Por: Doña Carmen, podando un geranio en su patio mientras la comadre Chuy lee el periódico.

Por: Doña Carmen, podando un geranio en su patio mientras la comadre Chuy lee el periódico.

Madre Santa, con lo que le escuché decir a la señora Alcalde por poco corto la flor en vez de la rama seca. ¿Ya vio usted? La flamante presidenta de Morena aterrizó en San Luis Potosí soltando bombazos: “¡Fuera los diputados plurinominales!” ¡Qué valiente! Pero luego uno voltea a ver nuestro Congreso local y parece un vivero exclusivo de su partido: puros “pluris” regados como manojos de cilantro.

Pero ella llegó bien fresca, como si no supiera que los únicos cuatro diputados de Morena en el Congreso del Estado de San Luis Potosí son todos de macetón. Ninguno fue sembrado por el voto directo del pueblo. Nomás échele un ojo al ramillete.

Carlos Arreola, por ejemplo, viene del viejo clan priista y cambió de camiseta como quien se cambia los calcetines. Gabriela Torres es esposa del delegado del Bienestar, un caso de nepotismo con aroma a tortilla recalentada. Emilio Rosas, hijo de otro ex priista, se coló como si la política fuera receta de familia que se hereda, como el mole. Y Cuauhtli Badillo, el “pluri – pluri” profesional, repite curul sin haber ganado nunca una elección… ni para alcalde de su casa.

Y luego dicen que son “la cuarta transformación”. Pero esto no es más que reciclaje de tranzas con etiqueta nueva. Como dice el refrán: “Dime de qué presumes, y te diré de qué careces”.

Lo que duele no es el chiste… es que el chiste se ríe de nosotros. El discurso nacional se grita con megáfono: “¡Abajo los pluris no electos!” Pero la realidad potosina es otra: Morena sobrevive gracias a cuatro macetas… que nunca fueron sembradas por el pueblo.

Y para colmo, la cereza podrida del pastel: todos ex priistas o familiares. Como si la política fuera un tianguis de usados donde se rematan apellidos reciclados. ¿Y saben qué es lo más cínico? Que Badillo —sí, el mismo “pluri” de siempre— posó sonriente junto a la señora Alcalde. Como gato panzón al lado del ratón. ¿No le dio vergüenza a la señora? ¿O será que, cuando el discurso no cuadra, es mejor hacer vista a la sierra?

Ya lo cuchichean en la tortillería: “Morena es como el nopal: tiene sus tunas podridas… y hasta le caen del mismo palo”. Porque, dígame usted, ¿cómo criticar el sistema si tu propio partido es el primero en abusar de él? Es como si el diablo predicara contra el pecado… pero con los cuernos recién afilados.

Mientras tanto, el pueblo que votó por el cambio recibe cactus viejos con sombrero nuevo. Ve cómo los mismos apellidos de siempre se reparten curules como si fueran herencias de hacienda. Pero ojo, no somos tontos. Estas contradicciones huelen a podrido, como tomate olvidado en la alacena.

Y ya sabe lo que pasa cuando el pueblo guarda coraje: la maceta más bonita puede quebrarse… y cortarle los pies al que no la supo cuidar. Porque al final, los “pluris” son como mis geranios de ornato: bonitos pa’ la foto, pero sin raíces en la tierra de la gente.

Con las tijeras en la mano y los ojos en las plantas que nunca dieron fruto,
Doña Carmen
Vecina que sabe que cuando el partido poda sus principios, solo crecen las mentiras.

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