Doña Carmen: Moralina con ritmo de Manson

Por: Doña Carmen, meciéndose en su silla mientras "Beautiful People" retumba en el radio.

Déjeme subirle el volumen a la radio, que mientras Marilyn canta “We are the beautiful people”, le platico que aquí en San Luis Potosí tenemos a unos “beautiful moralistas” que se creen dueños de las conciencias. Sí, esos que en lugar de arreglar baches o llevar agua, se rasgan las vestiduras porque un rockero viene a cantar rock industrial .

Resulta que don Israel Sánchez, el jefe de la Unión Nacional de Padres de Familia, se empeñó en cancelar el concierto como si fuera herejía. Juntó seis mil firmas, como si fuera lista para la posada, colgó lonas en los puentes y hasta apareció una cabeza de vaca frente a la Catedral. Qué respeto a los animalitos, señor. Si hasta el Cristo Rey se ha de haber santiguado.

Pero ojo, que detrás de esta cruzada huele más a campaña que a incienso. El “santo” Israel no pierde ocasión para aplaudir al alcalde viajero Enrique Galindo, el mismo que hace días se subió el sueldo un 18 por ciento. En sus redes es puro: “¡Qué grande es el licenciado!”. Y ahí está también Hugo Liñán, su compinche, señalado por pagar las lonas y la macabra cabeza de vaca. Los muchachos que las colgaron lo dijeron claro: “Hugo nos dio el billete”. El alcalde viajero, mientras tanto, feliz con el circo; ya sabe, cuando no se pueden tapar los hoyos, se monta un escándalo.

Lo que duele es que gasten en lonas y teatro, mientras las colonias siguen sin agua y el Interapas se hace el desentendido. Las calles siguen llenas de baches que parecen cráteres, el alumbrado público falla en barrios enteros dejando a la gente a merced de la inseguridad, la recolección de basura es irregular y los parques se caen a pedazos.

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Ah, pero eso sí, si un rockero canta, ahí sí alzan la voz como gallos en madrugada. Gritan “¡Protejamos a la familia!”, pero no dicen nada cuando Galindo viaja en vuelos de primera clase pagados con dinero público, guardan silencio  y voltean la vista frente a la inseguridad que crece en las calles de nuestra deteriorada capital potosina. Hasta el cura de la colonia murmuró: “Señor, perdónalos… porque hasta la vaca decapitada fue puro show”.

Ya se comenta en el mercado: “El que mucho moraliza, tiene la chequera política bien servida”. Y uno se pregunta dónde estaba Israel cuando recortaban el presupuesto para guarderías, cuando los vecinos juntaban firmas para que llegara el agua o cuando los maestros pedían gises y cuadernos. Ah, cierto, recolectando firmas contra un concierto y festejando al alcalde que nos falló.

Prohibir música no salva a la juventud. Lo que necesita son empleos, escuelas dignas y parques sin balazos. Lo que sobra son fariseos con micrófono y campañas disfrazadas de moral. Y mientras esos señores se espantan por Marilyn Manson, nosotros nos espantamos por cabezas de vaca en la Catedral, políticos que usan la fe como trampolín y tinacos vacíos que claman más que cualquier letra “satánica”.

Al final, como canta Marilyn, “this is not my idea of a good time”. La verdadera blasfemia no es el rock, es usar a Dios para lavar las manos sucias del poder.

Con la radio a todo volumen y los pies marcando el ritmo de la indignación,
Doña Carmen,
Vecina que prefiere un solo de guitarra al sermón de los hipócritas.

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