Doña Carmen: ¡Paciencia a los ministros… y un mole de olla!

Por: Doña Carmen, mientras prepara su mole y escucha las noticias.

Esto que dijo hace días el señor Ricardo Monreal me tiene más indignada que cuando se bate el arroz. ¡Ahora resulta que hay que tenerle paciencia a los ministros de la Corte! Según él, están en “proceso de aprendizaje”. ¿Y desde cuándo la justicia de un país es escuela primaria? Pos si no entraron a la escuelita de la esquina, ¡entraron a la Suprema Corte de nuestra nación!

Que no se nos olvide: los ministros son quienes deben defender la Constitución, no los que apenas están aprendiendo a leerla como si fueran chamacos de primero de primaria con la cartilla de “Mi mamá me mima”.

Se me ocurre algo: ¿qué tal si Ricardo Monreal va a uno de sus restaurantes fifís de Polanco, de esos con manteles que parecen vestido de quinceañera y vinos que cuestan lo que uno paga de luz en dos meses, pide un filete bien jugoso… y le llevan un pedazo de carne frío, crudo y con un cabello pegado? Y cuando se queje, el mesero le diga: “Ay, señor, tenga paciencia… es que nuestros cocineros están en proceso de aprendizaje”. ¿Qué haría? ¿Se lo traga callado? ¿O arma su escándalo de telenovela?

Pero eso sí: al pueblo se le pide toda la paciencia del mundo. Que si la Corte no entiende, que si los ministros no saben, que si hay que esperar… ¿Y las víctimas? ¿Y la gente que clama justicia? ¿Ellos también deben aguantar hasta que a estos señores se les quite lo tontos? Porque eso es lo que nos quieren vender: que soportemos mientras los “aprendices de justicia” hacen su servicio social con nuestra democracia.

Ya lo decía mi abuela:
“Lo que es del canto, es del canto; y lo que es del llanto, es del llanto.”
Y aquí el pueblo es el que llora, mientras los poderosos cantan victoria.

¿Sabe qué es lo peor? Que si un médico novato opera mal, lo demandan; si un ingeniero construye mal, lo demandan; pero si un ministro no sabe ni interpretar la ley, ¡piden que se le tenga paciencia! Eso se llama país de doble moral. La justicia no es pozole que se deja reposar, ni atole que se bate mientras se calienta. La justicia debe llegar a tiempo, clarita y sin mañas. Y si no, ¿de qué nos sirve?

Eso sí: don Ricardo Monreal bien calladito cuando se trata de criticar al gobierno… pero exigiendo comprensión y paciencia para los que deberían ser los más preparados. ¡Vaya manera de jugar al avioncito!

La paciencia es para las filas del IMSS, para los trámites eternos, para esperar la pipa del agua… pero jamás para la justicia. Porque justicia tardía… ya ni es justicia.

Con la cazuela humeante y el coraje a flor de piel,
Doña Carmen
Ciudadana que prefiere un molito bien sazonado a un discurso mal cocido.

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