Es innegable que México enfrenta una serie de desafíos importantes en diversas áreas, y uno de los más acuciantes es la escasez de medicamentos en el sistema de salud pública. Es una situación que afecta directamente a millones de mexicanos que dependen del sistema de salud para acceder a tratamientos vitales y necesarios para su bienestar. En este contexto, resulta completamente inaudito e indignante que el gobierno destine recursos económicos a un fin que muchos considerarían secundario: apoyar a migrantes que están regresando a Venezuela.
No cabe duda de que la crisis migratoria en Venezuela es una situación desgarradora que merece atención y ayuda humanitaria. Las personas que se ven obligadas a abandonar su país en busca de una vida mejor merecen compasión y apoyo. Sin embargo, la pregunta que surge de manera inevitable es: ¿por qué el gobierno mexicano está priorizando el apoyo a migrantes sobre la atención de sus propios ciudadanos?
La escasez de medicamentos en México no es un problema nuevo, pero ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años. Personas con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y cáncer luchan diariamente para obtener los medicamentos que necesitan para sobrevivir. Las historias de familias que se endeudan o que venden sus pertenencias para comprar medicinas son demasiado comunes en nuestro país. Ante esta realidad desgarradora, resulta desconcertante ver cómo el gobierno destina recursos financieros a causas externas, mientras millones de mexicanos luchan por acceder a la atención médica que necesitan desesperadamente.
No se trata de negar la importancia de brindar ayuda a quienes la necesitan, ya sean migrantes venezolanos u otras poblaciones vulnerables en el mundo. Sin embargo, la priorización de recursos debe basarse en una evaluación cuidadosa de las necesidades más urgentes y apremiantes de la población. En este sentido, es evidente que la falta de medicamentos en México es un problema que requiere atención inmediata y soluciones concretas por parte del gobierno.
La indignación y la frustración que sienten muchos mexicanos ante esta situación son comprensibles y justificadas. El gobierno debería escuchar las voces de su propia gente y priorizar sus necesidades sobre cualquier otra consideración. La salud y el bienestar de los ciudadanos mexicanos no pueden ser sacrificados en aras de agendas políticas o de relaciones internacionales. Es responsabilidad del gobierno garantizar el acceso universal a la atención médica y a los medicamentos, y no podemos permitir que se desperdicien recursos mientras tantos sufren las consecuencias de la negligencia y la indiferencia.
Resulta lamentable que en un país donde la falta de medicamentos es una realidad cotidiana, el gobierno destine recursos a causas externas en lugar de atender las necesidades urgentes de su propia población. El gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador debería de actuar con verdadera empatía y responsabilidad hacia sus ciudadanos, priorizando siempre su bienestar sobre cualquier otra consideración.