Editorial – El derecho comprometido de la educación en México

La educación es un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier nación. En México, sin embargo, este pilar parece tambalearse cada vez más. Recientemente, la organización Mexicanos Primero ha puesto de manifiesto una serie de fallos y negligencias en el sistema educativo que afectan a cerca de 30 millones de estudiantes en el último ciclo escolar del actual gobierno. Estas denuncias son un llamado urgente a la reflexión y a la acción.

La implementación de un nuevo modelo educativo y la introducción de nuevos libros de texto fueron presentados como avances significativos. No obstante, la falta de transparencia en la evaluación de los aprendizajes y la escasa inversión en la formación continua de los maestros han revelado profundas carencias. Las condiciones climáticas adversas han exacerbado estos problemas, poniendo en evidencia la precaria infraestructura escolar. ¿Cómo podemos esperar que los estudiantes prosperen en un entorno tan desfavorable?

Es alarmante que, a pocas semanas del fin del ciclo escolar, aún no se conozcan los resultados de la evaluación diagnóstica realizada por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu). Esta evaluación es crucial para detectar áreas de mejora y planificar estrategias efectivas. La opacidad en torno a estos resultados no solo es una falta de responsabilidad por parte de las autoridades educativas, sino que también priva a estudiantes y maestros de las herramientas necesarias para mejorar.

La incertidumbre respecto a la participación de México en la prueba PISA 2025 añade otra capa de preocupación. La SEP debe realizar la prueba piloto correspondiente antes de concluir este ciclo escolar, y su falta de acción hasta el momento sugiere una desatención alarmante. La participación en evaluaciones internacionales es vital para medir nuestro desempeño educativo en un contexto global y para identificar áreas de mejora comparativas.

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Los retrasos en la entrega de los nuevos libros de texto, que afectaron a miles de estudiantes en estados como México, Guanajuato, Jalisco, Campeche y Querétaro, son inaceptables. Los estudiantes comenzaron el ciclo escolar sin los materiales necesarios, y los docentes, quienes son fundamentales para la implementación del nuevo modelo educativo, conocieron el contenido de estos textos solo al inicio de las clases. Esta improvisación no solo perjudica el aprendizaje, sino que también mina la confianza en el sistema educativo.

Además, los paros de maestros que se prolongaron casi cuatro semanas en mayo dejaron sin clases a estudiantes en Oaxaca, Chiapas, Baja California y Yucatán. Estos paros son síntomas de un malestar profundo entre los docentes, quienes merecen condiciones laborales dignas y un apoyo constante para desempeñar su labor de manera efectiva.

Uno de cada tres habitantes en México está en edad de cursar la educación básica y media superior. Su futuro, y el futuro del país, dependen de la calidad de la educación que reciban hoy. Es imperativo que las políticas educativas prioricen el aprendizaje de los niños y adolescentes, garantizando una educación de calidad, equitativa y accesible para todos.

La denuncia de Mexicanos Primero debe ser un catalizador para la acción. Las autoridades educativas, junto con todos los actores involucrados en el sistema educativo, deben asumir su responsabilidad y trabajar de manera conjunta para corregir estos fallos. El futuro de millones de estudiantes está en juego, y con ello, el futuro de México.

editorial@revistapuntodevista.com.mx

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