En un acto que sorprendió a muy pocos, el exgobernador y ex presidente municipal de San Luis Potosí, Marcelo de los Santos Fraga, manifestó su inquebrantable respaldo a la reelección de Enrique Galindo Ceballos durante una visita al Palacio Municipal. Las palabras de De los Santos fueron tan reveladoras como un secreto a voces: “Él es mi candidato, yo apoyo su reelección, y espero que también los potosinos”.
Según el exmandatario, Galindo es el “candidato idóneo” para seguir al mando de la capital. Claro, porque ¿quién mejor para dirigir una ciudad que alguien respaldado por un nada bien recordado exgobernador? Sin duda, las credenciales políticas de Galindo deben incluir su destacado papel a nivel nacional y las encuestas que, según De los Santos, le favorecen. Aunque uno se pregunta si esas encuestas también consultaron a los ciudadanos que aún intentan recordar qué hizo Enrique Galindo desde el 2021.
De los Santos no escatimó elogios al desempeño de Galindo, comparándolo con otros alcaldes anteriores. Es reconfortante saber que, según este visionario político, la vara para medir el éxito de un líder municipal está tan baja como el ánimo de quienes aún creen en el cambio.
Ante las tensiones internas en el PAN por la elección de Galindo como candidato de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, De los Santos lanzó su brillante propuesta de alianza con el PRI y el PRD. Después de todo, ¿quién necesita principios partidistas cuando se puede tener una mezcla heterogénea de intereses políticos?
Al final de su visita, De los Santos explicó el motivo de su presencia en el Palacio Municipal: desearle un feliz año 2024 al actual alcalde, ya que, según él, no pudo hacerlo antes por problemas de salud. Un gesto tan sincero como las promesas de campaña de Galindo.
La visita de Marcelo de los Santos fue, sin duda, un acontecimiento que dejó a todos boquiabiertos y ansiosos por ver cómo este respaldo afectará el destino político de San Luis Potosí. ¿Será este el inicio de una nueva era de enjuagues políticos del grupo conocido como la “herencia maldita”, o simplemente otro episodio en el circo electoral mexicano? Solo el tiempo, y tal vez algunas encuestas bien seleccionadas, lo dirán.
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