Editorial – La crisis del agua y la inacción del alcalde Galindo

Mientras la presa San José continúa desfogando cientos de miles de litros de agua diariamente, el alcalde Enrique Galindo Ceballos se aferra a justificar esta situación como una “medida de seguridad”. Sin embargo, es innegable que este desfogue representa un desperdicio monumental en un contexto donde el agua debería ser un recurso sagrado y escaso.

Durante su campaña, Galindo prometió un plan hídrico para los próximos treinta años, pero hoy se encuentra fuera de balance, sin una solución efectiva a la vista. La ciudadanía de San Luis Potosí exige que el alcalde se ponga a trabajar y no se limite a enviar comunicados desde la comodidad de su hogar. Los ciudadanos quieren resultados tangibles, no excusas. Las inundaciones que han afectado a la capital potosina no son consecuencia de un exceso de lluvias, sino de una alarmante falta de infraestructura adecuada.

Los vecinos de diversas colonias están desesperados. Se manifiestan por la falta de apoyo del Gobierno Municipal, que parece ignorar sus necesidades. Muchos llevan días bajo el agua, y el silencio de las autoridades es ensordecedor. Las recientes lluvias han puesto de relieve la mala calidad de las obras realizadas por el ayuntamiento de San Luis Potosí. Las calles de la capital, lejos de estar modernizadas, muestran un abandono evidente y una falta de inversión en infraestructura.

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Las acusaciones son claras: la constructora que Galindo eligió para desviar millones de pesos ha tapado las coladeras con chapopote, lo que ha provocado inundaciones en avenidas que el alcalde presume como “rehabilitadas”. La frustración de la ciudadanía crece al ver que sus bienes se pierden mientras el alcalde parece más preocupado por salvar lo que queda del priísmo potosino y por disfrutar de viajes al extranjero con sus amigos.

El caos en las calles se ha vuelto insostenible. La falta de atención por parte de las autoridades se evidenció cuando ciudadanos tuvieron que organizarse para regular el tráfico en la avenida Salk, ante la inacción del ayuntamiento capitalino y su Policía Vial. Mientras la ciudad colapsaba, muchos tardaron hasta cuatro horas en llegar a sus hogares, una situación intolerable que refleja la incapacidad del gobierno municipal para gestionar crisis.

La realidad es clara: la ciudadanía necesita un liderazgo activo y responsable. Enrique Galindo debe dejar de lado sus prioridades políticas y enfocarse en resolver las necesidades urgentes de su comunidad. La gestión del agua y la infraestructura no pueden esperar más. La falta de acción sólo perpetúa el sufrimiento de los potosinos y el desperdicio de un recurso vital. Es hora de que el alcalde escuche a su gente y actúe en consecuencia.

editorial@revistapuntodevista.com.mx

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