Otorgar un 74 por ciento de la Cámara de Diputados a Morena y sus aliados sería un mensaje claro: que la mayoría se siente dueña del país. Este escenario no solo es alarmante, sino que representa un serio riesgo para la democracia en México. Lo que está en juego es la posibilidad de que una mayoría pueda tratar la Constitución como si fuera su propiedad privada, modificándola a su antojo y sin consultar a los demás actores políticos y sociales.
Es fundamental que en la asignación de diputados se consideren todos los argumentos y perspectivas. Ignorar esta diversidad abriría la puerta a que algunos actúen como si el país les perteneciera, lo que podría llevar a un debilitamiento de las instituciones y de la propia democracia. La concentración de poder en manos de un solo partido, sin el debido contrapeso, es una receta para la arbitrariedad y el abuso.
Las autoridades electorales tienen la responsabilidad de aplicar el artículo 54 constitucional de manera abierta, no de forma literal, como pretende el partido gobernante. Esta interpretación estricta podría facilitar un camino hacia una mayoría calificada que no refleja la pluralidad del país. Es esencial que la ciudadanía se mantenga alerta y exija transparencia y equidad en este proceso electoral. La democracia no puede ser un juego de suma cero en el que solo un grupo se beneficie a expensas de los demás.
La ley electoral establece claramente que la simple obtención de una mayoría no es suficiente para legitimar decisiones que afectan a toda la nación. Si Morena y sus aliados insisten en una interpretación que favorezca su agenda, estarían poniendo en riesgo no solo la integridad del sistema político, sino también la confianza de la ciudadanía en las instituciones.
Es crucial que la población siga reclamando cuando las autoridades intentan obtener ventajas indebidas. La democracia se construye con la participación activa de todos, y es responsabilidad de cada uno de nosotros protegerla. Un país donde una mayoría aplastante puede cambiar las reglas del juego a su antojo es un país que camina hacia la autocracia. La diversidad de voces y opiniones es lo que enriquece nuestra democracia y asegura que todos los mexicanos tengan un lugar en la toma de decisiones.
Permitir que Morena y sus aliados se adueñen de la Cámara de Diputados con una mayoría abrumadora sería un error monumental. Debemos recordar que la política no es un juego de poder, sino un compromiso con el bienestar de todos los ciudadanos. La Constitución y las instituciones deben ser defendidas, no solo en el papel, sino en la práctica diaria de nuestra vida política.