En su anhelo por asegurar su reelección como alcalde de la capital, Enrique Galindo Ceballos ha puesto en entredicho los principios fundamentales de transparencia y ética en la gestión pública. Recientes datos obtenidos del portal de Transparencia revelan un preocupante patrón de uso indebido de fondos públicos con fines personales y partidistas, arrojando luz sobre las prácticas cuestionables que rodean su campaña electoral de cara a 2024.
El alcalde Galindo Ceballos parece haber optado por una estrategia que va más allá de la competencia política leal, recurriendo al despliegue y uso de recursos públicos para promover su propia imagen. El portal de Transparencia ha revelado el financiamiento directo de “campañas publicitarias” que no solo buscan resaltar los supuestos logros de su administración, sino que también parecen destinadas a comprar el favor de los medios de comunicación y encuestadoras pagando mes con mes millones de pesos para lograr dichos fines.
En cifras obtenidas en el portal de Transparencia llama poderosamente la atención la concentración de pagos en la oficina de comunicación social del H. Ayuntamiento Capitalino, donde más de un millón doscientos mil pesos mensuales se destinan a sólo tres medios de comunicación. Esto plantea interrogantes sobre la equidad y transparencia en la distribución de recursos, aspectos cruciales para asegurar una comunicación institucional justa y representativa.
En un contexto donde la transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para el buen funcionamiento de la democracia, estas acciones de Galindo Ceballos no sólo plantean interrogantes sobre su integridad, sino que también generan una profunda preocupación acerca de la salud de nuestras instituciones democráticas.
El uso de fondos públicos para moldear la percepción pública es un claro desvío ético y un abuso de poder. Esta estrategia no solo distorsiona la competencia política, sino que también socava la confianza de los ciudadanos en la imparcialidad y la integridad del proceso electoral. ¿Cómo puede confiar la ciudadanía en un “líder” que parece dispuesto a sacrificar los principios básicos de la democracia por la conveniencia política?
El impacto de estas acciones no se limita solo al ámbito electoral; trasciende a la gestión actual de Galindo Ceballos como alcalde. ¿Cómo podemos confiar en la objetividad de una administración que utiliza los recursos públicos para influir en la narrativa mediática a su favor?
Es hora de que los ciudadanos exijan respuestas y que las instituciones responsables de la supervisión y la rendición de cuentas actúen en consecuencia. La transparencia no es solo una expectativa, sino un requisito fundamental para el buen gobierno. La ciudadanía merece líderes comprometidos con la ética y la integridad, no aquellos que utilicen sus posiciones para fines personales y partidistas.
En vísperas de las elecciones de 2024, es imperativo que reflexionemos sobre el tipo de liderazgo que queremos para nuestra comunidad. El alcalde Galindo Ceballos ha dejado claro que su enfoque va en contra de los principios democráticos que deberían regir nuestra sociedad. La responsabilidad recae en los ciudadanos de esta capital: ¿permitiremos que continúe este abuso de poder, o exigiremos un cambio hacia un liderazgo transparente, ético y comprometido con el bienestar de todos?
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