La decisión del gobernador Ricardo Gallardo Cardona de establecer un puente vacacional del 29 de octubre al 2 de noviembre no solo responde a una medida administrativa o de descanso: representa una estrategia inteligente para capitalizar el poder cultural y económico del Xantolo, una de las celebraciones más emblemáticas de la Huasteca potosina.
Cada año, esta festividad convierte a San Luis Potosí en un epicentro de color, música y misticismo que atrae a miles de visitantes nacionales y extranjeros. Este 2025, las proyecciones de la Secretaría de Turismo apuntan a una ocupación hotelera del 55.4 por ciento y una afluencia superior a las 386 mil personas, cifras que hablan de una reactivación turística sólida y sostenida.
Pero más allá de los números, lo que está en juego es la reafirmación de una identidad colectiva. El Xantolo no se mira solo: se vive, se baila, se comparte. Es una manifestación viva de las raíces indígenas que sobreviven en la Huasteca y que hoy encuentran en el turismo una vía para mantenerse vigentes sin perder su esencia.
La derrama económica estimada de 443 millones de pesos es, sin duda, una bocanada de oxígeno para cientos de familias que dependen del turismo: hoteleros, restauranteros, transportistas, artesanos y comerciantes locales. Pero el verdadero logro radica en que esta bonanza no nace de un espectáculo importado, sino de las propias tradiciones potosinas, transmitidas por generaciones que entienden el valor de celebrar a los muertos como una forma de honrar la vida.
El reto, sin embargo, está en mantener el equilibrio entre promoción y preservación. Que el auge turístico no desplace las costumbres auténticas ni las convierta en mero folclor para la foto. El Estado tiene la oportunidad —y la responsabilidad— de seguir impulsando políticas que fortalezcan el turismo cultural sin desvirtuar el alma de las comunidades.
El Xantolo es más que una festividad: es un espejo de nuestra memoria y una fuente de desarrollo sostenible. Si San Luis Potosí continúa apostando por su cultura con visión y respeto, entonces no solo atraerá visitantes, sino que consolidará su lugar como un referente nacional de orgullo, tradición y prosperidad compartida.
