Editorial – Una amenaza para México llamada Trump

El posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca representa una amenaza latente y preocupante para el gobierno de Claudia Sheinbaum y para la relación entre México y Estados Unidos en general. Aunque algunos lo perciben como retórica electoral, el magnate neoyorquino ha dejado claras sus intenciones de revisar, e incluso renegociar, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), un acuerdo fundamental para ambos países. La incertidumbre que generaría su retorno podría reconfigurar no solo los lazos comerciales, sino también la cooperación en áreas sensibles como la migración y la seguridad fronteriza.

Trump ya dejó su huella en la política exterior mexicana durante su primer mandato (2017-2021), cuando forzó la sustitución del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) por el actual T-MEC, en una jugada que evidenció su estilo de negociación agresivo y basado en el proteccionismo. Ahora, con su anuncio de activar la revisión del tratado en 2026, se abre la posibilidad de mayores tensiones en una relación que ya se encuentra en una etapa delicada. La presidenta Sheinbaum ha restado importancia a los comentarios de Trump, atribuyéndolos al tono estridente de una campaña electoral, pero expertos como la exembajadora Martha Bárcena ven en el posible retorno del republicano un desafío más complejo y polarizante.

La situación es aún más crítica si se consideran las amenazas de Trump en materia migratoria. Su promesa de retomar la construcción del muro fronterizo, reinstaurar el programa ‘Remain in Mexico’ y realizar deportaciones masivas reavivaría las tensiones bilaterales, poniendo en jaque las recientes políticas migratorias implementadas durante la administración Biden. El republicano ha sido claro: para él, la frontera es una prioridad máxima, un punto de conflicto que debe resolverse antes de abordar cualquier otro tema.

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Aunque la administración de Joe Biden ha enfrentado críticas por el aumento en los cruces fronterizos, Trump propone soluciones drásticas que generarían una mayor polarización en un tema que necesita ser tratado con enfoque humanitario y pragmático. La relación entre ambos países no solo está en juego por el comercio y la migración, sino también por temas de seguridad, como el tráfico de fentanilo y armas. Los llamados de algunos republicanos a bombardear cárteles en territorio mexicano reflejan una postura extrema que podría escalar en una crisis diplomática.

A pesar de las dudas sobre el respeto que Trump mostraría hacia Sheinbaum, quien sería la primera mujer en liderar México, es innegable que ambos países necesitan cooperar. La relación entre México y Estados Unidos es esencial para la estabilidad económica y social de la región. Sin embargo, una presidencia de Trump generaría más incertidumbre y, posiblemente, un nuevo capítulo de tensiones entre ambos países.

En última instancia, el retorno de Trump traería consigo un ambiente de mayor confrontación y desafíos para México. La cuestión no es si su posible reelección afectaría la relación, sino cómo México se prepararía para enfrentar esta realidad.

editorial@revistapuntodevista.com.mx

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