Eduardo Serrano, operador de Bienestar, niega vínculos

Acusan a “El chico maravilla” de manipular programas sociales y adjudicar obras a modo.

Eduardo Serrano, conocido como “El chico maravilla” dentro de los pasillos de la Delegación del Bienestar en San Luis Potosí, fue captado en video negando cualquier vínculo con la dependencia federal, a pesar de que, según diversos testimonios, ha operado por años desde sus entrañas. Su papel ha sido señalado como clave para imponer decisiones, seleccionar perfiles y manipular la conformación de comités ciudadanos en programas como La Escuela es Nuestra, Jóvenes Construyendo el Futuro y La Clínica es Nuestra.

Extrabajadores del programa acusan que Serrano revienta asambleas cuando los comités no se ajustan a sus intereses, y funge incluso como chofer de enviados federales del IMSS-BIENESTAR, mostrando un control absoluto sobre la operación territorial. Su intención, señalan, ha sido imponer a personas afines que faciliten la adjudicación de obras públicas a contratistas amigos, sin importar la calidad o la transparencia.

Casos como el de la clínica en Villa de Reyes, que terminó siendo un terreno baldío pese a haber recibido más de un millón de pesos, y la obra en Villa de Arriaga, donde el techo de un aula se desplomó poco después de su entrega, ilustran las consecuencias de estas prácticas. El uso indebido de los recursos ha generado indignación entre las comunidades afectadas.

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Fuentes internas revelan que Serrano aspiraba a dirigir el programa Jóvenes Construyendo el Futuro en el estado, con el respaldo del delegado Guillermo Morales. Sin embargo, su nombramiento fue frenado por oficinas centrales en Ciudad de México, luego de detectar el uso del programa con fines de corrupción, manipulación electoral y clientelismo político. Esta decisión expuso las pugnas internas en la estructura de Bienestar y un intento por desmantelar redes de control desde el nivel nacional.

Durante su periodo como coordinador del programa de vacunación contra COVID-19, también fue señalado por prácticas inmorales como la venta de vacunas a personas influyentes, dejando de lado a adultos mayores y sectores vulnerables. En plena emergencia sanitaria, miles de potosinos esperaban durante horas mientras Serrano repartía dosis en la clandestinidad, priorizando intereses personales sobre la salud pública.

Las denuncias contra Eduardo Serrano han sacado a la luz una red de influencias que compromete la legitimidad de los programas sociales en San Luis Potosí, evidenciando la necesidad urgente de una revisión profunda del manejo operativo y político en la Delegación del Bienestar.

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