La economía mexicana crecerá 2% este año, 0,8% menos de lo anticipado, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), debido a la inflación, las altas tasas de interés y las disrupciones en el comercio global generadas por la guerra en Ucrania. La rebaja en el pronóstico también refleja una reducción en el crecimiento esperado en Estados Unidos, principal socio comercial de México. La proyección de crecimiento para EE UU se redujo en 0,3% a 3,7% este año.
El FMI estima que el producto interno bruto de la segunda economía más grande de América Latina crecerá 2,5% en 2023, también una revisión menor por 0,2%. El año pasado, México creció 4,8%, de acuerdo con el Fondo. “Se espera que el crecimiento global se reduzca de manera significativa en 2022, primordialmente como consecuencia de la guerra” de Ucrania, dice el reporte World Economic Outlook (WEO), publicado este martes.
“Con menos conexiones directas con Europa, también se espera que la región [latinoamericana] se vea más afectada por la inflación y el endurecimiento de las políticas monetarias. Brasil ha respondido al aumento de la inflación aumentando las tasas de interés 975 puntos básicos durante el último año, lo que pesará sobre la demanda interna. En menor medida, este es también el caso de México. Las rebajas de las previsiones para EE UU y China también pesan sobre las perspectivas de los socios comerciales de la región. Se espera que el crecimiento general de la región se modere al 2,5 % durante 2022–23″, dice el primer capítulo del reporte.
Para combatir el alza en la inflación, generado por los desequilibrios en la oferta y demanda por la pandemia, así como por el alza en los precios de los energéticos y las materias primas derivados de la ofensiva rusa en Ucrania, el Banco de México ha subido la tasa de interés referencia hasta alcanzar 6,5%. La política monetaria restrictiva pudiera tener un efecto de enfriar la economía, ahuyentando el crédito y el crecimiento.
Las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania y las sanciones subsiguientes siguen repercutiendo en todo el mundo, apuntan especialistas del Fondo, y pondrán a prueba la resiliencia del sistema financiero global. Tanto bancos como entidades prestamistas no bancarias están expuestos. “Interrupciones en los mercados de materias primas y mayor riesgo de contraparte; escasa liquidez del mercado y tensiones de financiación; aceleración de la criptoización en mercados emergentes; y posibles eventos cibernéticos” son algunos de los riesgos que el Fondo ve para la economía global este año.
Los mercados emergentes, como los países de América Latina, enfrentan condiciones financieras más estrictas y mayores riesgos de fugas de capital, apunta el FMI. “Desde que comenzó la guerra en Ucrania, los rendimientos de las divisas fuertes de los mercados emergentes han aumentado a un ritmo rápido, similar a episodios anteriores de tensión en los mercados emergentes, antes de retroceder un poco a mediados de marzo”, dice el reporte.
El número de emisores de deuda que cotizan en niveles de dificultad ha aumentado a casi el 25%, aseguran economistas del Fondo, lo cual supera los niveles máximos vistos a raíz de la pandemia. Esto ha llevado a un auge en los costos del financiamiento. “Los mercados permanecen abiertos para la emisión a esos niveles más altos de costos de financiamiento. Los flujos de bonos y acciones en moneda local han estado bajo presión, experimentando los mayores rescates semanales desde marzo de 2020″, dice el Fondo, ”es probable que las condiciones financieras externas más estrictas debido a la normalización de la política monetaria de EE UU y la mayor incertidumbre geopolítica aumenten los riesgos a la baja para los flujos de cartera”.