Más de 250 empresas proveedoras de servicios petroleros de Estados Unidos han solicitado al gobierno mexicano, específicamente a la presidenta Claudia Sheinbaum, el pago de una deuda acumulada por Petróleos Mexicanos (Pemex) que supera los mil 850 millones de dólares. Este monto corresponde a trabajos realizados por estas compañías entre los años 2024 y 2025. De acuerdo con el Consejo de Tecnología y Mano de Obra de la Energía, el adeudo incluye 871 millones de dólares por servicios prestados durante 2024 que continúan sin pagarse y 983 millones por actividades realizadas en el presente año.
Las empresas agrupadas en dicho consejo han advertido al nuevo gobierno federal que, de no recibir los fondos, podrían verse obligadas a interrumpir los servicios petroleros que actualmente brindan a Pemex, lo cual podría afectar la producción de hidrocarburos en México. Los representantes de este sector aseguran que sus afiliados representan más del 60 por ciento de los servicios contratados por la paraestatal mexicana, por lo que cualquier suspensión tendría un impacto significativo en la operatividad y abasto energético nacional.
Este reclamo se suma al complejo escenario financiero que enfrenta Pemex, considerada una de las petroleras más endeudadas del mundo. La deuda financiera de la empresa al primer trimestre de este año asciende a más de 100 mil millones de dólares, cifra a la que se añaden los pasivos con proveedores nacionales y extranjeros. Para hacer frente a sus obligaciones, Pemex ha reportado que cuenta con recursos respaldados por transferencias del Gobierno Federal, así como líneas de crédito y planes de refinanciamiento. Sin embargo, los proveedores han subrayado la urgencia de resolver esta situación para evitar riesgos mayores en la cadena de suministro y servicios petroleros.
La nueva administración federal ha señalado que se están buscando alternativas para solucionar los pendientes financieros, aunque aún no se han comprometido fechas o mecanismos específicos para saldar la deuda con las firmas estadounidenses. Mientras tanto, la presión de los proveedores internacionales podría aumentar si no se concretan pronto los pagos, pues la estabilidad operativa de Pemex y, por extensión, del sector energético nacional, se encuentra comprometida ante un eventual incumplimiento.
