Ciudad de México, México.- La marcha del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, reunió a miles de mujeres, colectivas y organizaciones que llevaron al centro de la capital un mosaico de demandas, testimonios y consignas contra todas las formas de violencia de género. Desde el inicio del recorrido, las voces se alzaron para denunciar el feminicidio, la violencia vicaria, la falta de justicia y la persistente desigualdad que enfrentan mujeres y niñeces en el país.
A lo largo de la movilización, los contingentes avanzaron entre tambores, denuncias y expresiones de resistencia. Martina Arriaga, de 67 años, marchó por quinto año consecutivo junto a su hija para exigir respeto a los derechos de las mujeres.
“Hay que luchar por los derechos de las mujeres que no los respetan”, expresó.
En otro punto del recorrido, Dulce Amatitlán, de 19 años, integrante de la colectiva Gladiolas, tocaba el tambor para visibilizar las injusticias que enfrentan diariamente las mujeres. “Esta es la segunda vez que marcho y estoy muy feliz de hacerlo con esta colectiva”, comentó.
Desde la Red Nacional de Refugios, Nalleli Otilio llegó al Zócalo para exigir transparencia en el presupuesto destinado a los refugios y denunciar que la falta de recursos invisibiliza el trabajo de protección a mujeres y niñeces.
“El hecho de no tener estos presupuestos invisibiliza todo ese trabajo”, lamentó.
Para Olivia Díaz, marchar es parte de su lucha contra los feminicidios y la impunidad.
“No más feminicidios, protección permanente para las mujeres violentadas y restricción para los agresores”, exigió.
Violencia vicaria: el grito desde El Caballito
En la zona del Caballito, en Paseo de la Reforma, se escuchó con fuerza la consigna: “No está con su papá, está con su agresor”. La colectiva Madres Libertarias encabezó este bloque, visibilizando la violencia vicaria como una forma de daño psicológico ejercido mediante hijas e hijos.
Entre ellas marchaba Verónica, sosteniendo pancartas con la frase: “Tu mamá no te abandonó, tu papá te robó”. La mujer denunció que su expareja se llevó a su hijo Ángel a otro estado sin su consentimiento, impidiéndole convivir con él desde hace años.
“Lo primero que haré cuando lo vea será abrazarlo”, aseguró.
Colectiva Femidisca: las voces de mujeres con discapacidad
El contingente Femidisca, integrado por mujeres con discapacidad, avanzó entre apoyo mutuo y protocolos de acompañamiento adaptados. Mildred, quien vive con discapacidad visual, asistió por primera vez a una marcha del 25N.
“Las mujeres con discapacidad también somos violentadas de todas las maneras”, afirmó.
A su lado marchaba Jenn, quien desde 2022 coordina la logística del grupo para garantizar accesibilidad.
“Tenemos intérprete de lengua de señas, voluntarias para apoyar a mujeres con discapacidad visual, una paramédico, una psicóloga y un acuerpamiento que garantiza nuestro cuidado”, explicó.
Pintas, tensión y llegada al Zócalo
Hacia la tarde, un pequeño grupo de encapuchadas realizó pintas y lanzó pintura contra edificios en Avenida 5 de Mayo y, después, contra las vallas que protegen Palacio Nacional. También golpearon parte de las estructuras con martillos.
Hasta las 17:00 horas, en el Zócalo únicamente había presencia de policías de Tránsito mujeres, personal médico del ERUM, integrantes de Marabunta y observadores de Derechos Humanos.
El bloque principal llegó momentos después. Entre las consignas que dominaron la explanada se escuchaban:
“La Policía no me cuida, me cuidan mis amigas” y
“Ni una más, ni una asesinada más. Porque vivas se las llevaron, vivas las queremos”.
Los comercios del corredor Madero y de 5 de Mayo habían cerrado sus cortinas ante el paso de la manifestación. En el Zócalo, las manifestantes encontraron vallas metálicas reforzadas con bloques de cemento alrededor de Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana y los comercios bajo los arcos.
Al llegar, algunas mujeres realizaron pintas de protesta sobre las vallas de más de dos metros de altura. También marcharon madres buscadoras y diversas colectivas que demandaron justicia para víctimas de feminicidio, violencia vicaria y desaparición.
“Hijo, escucha, tu madre está en la lucha”, gritaron.
En un gesto simbólico, un grupo de mujeres entregó ramos de flores a las policías de la SSC y a las paramédicas del ERUM. Otras participantes llevaron alas de mariposa de cartón en memoria de las víctimas.
La marcha concluyó como inició: con el eco firme de miles de voces que exigieron una vida libre de violencia para todas.
