La reciente extinción de siete órganos autónomos permitirá al Gobierno federal acceder a un total de 2 mil 453 millones de pesos, los cuales serán redirigidos al Fondo de Pensiones para el Bienestar. Esta medida, establecida en el artículo tercero transitorio de la reforma, busca complementar las pensiones de los trabajadores jubilados bajo el sistema de Afores.
De los órganos que desaparecerán, cinco poseen instrumentos financieros que han acumulado recursos provenientes de presupuestos, remanentes y los intereses generados a lo largo del tiempo. El fondo más significativo se encuentra en el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), que al 30 de septiembre reportó 2 mil 453.1 millones de pesos; sin embargo, mil 357.8 millones de este monto ya están comprometidos en 19 proyectos autorizados para el periodo 2024-2027.
Ricardo Monreal, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, confirmó que una vez extinguido el IFT, los 1,500.8 millones de pesos disponibles serán transferidos a la Tesorería de la Federación. Por su parte, el Fideicomiso de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) cuenta con un saldo de 612.8 millones de pesos, sin recursos comprometidos, lo que permite su disposición total.
Además, el Fideicomiso de la Comisión Nacional de Hidrocarburos suma 245.3 millones de pesos, generados a partir de ingresos propios excedentes. La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) tiene dos fondos, uno con 73.7 millones y otro con 20.6 millones de pesos destinados a contingencias laborales.
Finalmente, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) está en proceso de extinción y reporta cero pesos, mientras que el Instituto Nacional de Transparencia y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación no tienen fondos disponibles. Esta reestructuración financiera plantea un nuevo panorama para el sistema de pensiones en el país, con la esperanza de mejorar las condiciones de los jubilados.
