La organización Causa en Común aseguró que es falso que ya no existan masacres en el país, y para sustentarlo actualizó un informe en el que dan cuenta de 1,850 “atrocidades” cometidas entre enero y agosto de este año, con un total de 3,941 víctimas.
Causa en Común definió como “atrocidad” el uso intencional de la fuerza física para causar la muerte a una persona, laceración o maltrato extremo.
El informe denominado “Galería del horror: atrocidades registradas en medios periodísticos durante los primeros ochos meses de 2020”, basado en notas periodísticas, muestra que de enero a agosto el hallazgo de fosas clandestinas o desintegración de cuerpos se mantiene como la atrocidad que más se reportaron en el país, con 670 registros.
En tanto, los casos de tortura pasaron del tercer lugar en julio, al segundo lugar en agosto, con 513 registros, mientras que las masacres ahora ocupan el tercer puesto, con 479 registro.
De acuerdo con Causa en Común, Jalisco presentó el mayor número de registros de fosas clandestinas con un total de 148 víctimas. Michoacán fue la entidad donde más casos de tortura se registraron, con 62 víctimas, mientras que Guanajuato se reportó un mayor número de masacres, con 129 casos.
En el reporte se resalta que de enero a agosto se registraron 256 asesinatos de niñas, niños y adolescentes, sobresaliendo Guanajuato, con 35 víctimas.
Durante el año, Guanajuato se mantiene como la entidad con mayor número de víctimas reportadas, en tanto que Jalisco subió al segundo lugar, Michoacán bajó al tercero y Chihuahua se mantuvo en cuarto lugar.
Causa en Común consignó que hay estados en los que hay una correspondencia entre la estadística delictiva y registros periodísticos de atrocidades. Ejemplificó que Guanajuato encabeza el número de asesinatos en el país (incluidos policías), y también el listado de atrocidades registradas por la prensa.
María Elena Morera, presidenta de la organización, resaltó que estas “atrocidades” apuntan hacia historias que, acumuladas, presentan “un mosaico de dolor y crueldad que se esconde detrás de las cifras de incidencia delictiva”.
La activista consideró que se trata de violencia criminal, “pero es también violencia familiar, violencia comunitaria y violencia social. Nuestro reporte no es un análisis sociológico, ni criminológico, ni estadístico; se trata, de una galería de horrores que reflejan nuestra violencia cotidiana, la impunidad con que ésta se lleva a cabo, nuestro colapso educativo, y la indolencia de un país que ya difícilmente se conmueve”, concluyó.
Fuente: https://www.eleconomista.com.mx