Huracán Otis revela ineficiencia en la gestión de desastres en México

Falta de coordinación y tardanza en la respuesta gubernamental ponen en riesgo a la población en Acapulco

La reciente devastación provocada por el huracán Otis en Acapulco es un triste recordatorio de la falta de preparación y de la ineficiencia de las autoridades mexicanas en la gestión de desastres naturales y la lamentable respuesta del Gobierno mexicano ante las alertas emitidas por el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH), que brindaron información crucial sobre la magnitud del peligro que se cernía sobre la costa guerrerense.

El martes 24 de octubre, el CNH emitió alertas tempranas y precisas sobre la inminente catástrofe que se avecinaba. Desde las 17:00 horas, se instó a tomar medidas para salvar vidas en las costas de Guerrero. El CNH informó de la rápida intensificación de Otis y advirtió que alcanzaría una fuerza de categoría 5, describiendo la situación como “extremadamente peligrosa”. El llamado a acelerar las acciones preventivas era claro y urgente.

Sin embargo, en contraste con la diligencia de los expertos estadounidenses, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) en México replicó la información con horas de retraso. A las 15:34 horas, el SMN informó que el huracán había alcanzado la categoría 3, mientras que el CNH ya alertaba sobre la categoría 5. La falta de sincronización en la comunicación gubernamental fue evidente y peligrosa.

A las 20:00 horas, cuando quedaban menos de cuatro horas para el impacto, el CNH estadounidense hablaba de un “escenario de pesadilla” debido a la rápida intensificación de Otis. Se destacaba la capacidad destructiva del huracán y se alertaba sobre la marejada ciclónica potencialmente catastrófica, así como las fuertes lluvias que seguirían afectando la región.

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El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, alertó a la población a las 20:25 horas, casi tres horas y media después de las advertencias del CNH. A pesar de la gravedad de la situación, esta alerta fue insuficiente y no estuvo respaldada por una estrategia de difusión masiva por parte del Gobierno de la República. La Secretaría de Seguridad federal no emitió comunicados relevantes hasta el día siguiente, cuando la catástrofe ya había ocurrido.

El SMN publicó un video en su cuenta de Twitter a las 20:42 horas, apenas anunciando que el huracán había alcanzado la categoría 4. Sin embargo, apenas 18 minutos después, el huracán progresó a su mayor intensidad, la categoría 5. La falta de actualización y la desinformación contribuyeron a la confusión y la inseguridad de la población.

La NASA, en un artículo publicado en su Observatorio de la Tierra, señaló que Otis batió récords regionales por la fuerza y velocidad de su intensificación, y destacó que las alertas del CNH apuntaron a condiciones que indicaban una rápida intensificación.

La negligencia gubernamental en la gestión del huracán Otis es inexcusable. La falta de coordinación, la desactualización de la información y la tardanza en la toma de decisiones pusieron en peligro la vida de miles de personas en Acapulco y la falta de actualización y desinformación contribuyeron a la confusión y la inseguridad de la población en Acapulco.

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