Las importaciones de maíz en México, principalmente provenientes de Estados Unidos, han registrado un aumento significativo, cerrando el primer semestre de 2024 con un alza anual del 22.7%. Este crecimiento llevó el volumen importado a un récord histórico de 11.8 millones de toneladas, según cifras del Banco de México.
En los primeros seis meses del año, las importaciones de maíz representaron el 67% del total adquirido en 2023, un aumento notable en comparación con el 58% registrado durante el mismo período del año anterior. Este incremento se atribuye a varios factores, incluyendo la caída continua en los precios internacionales del maíz, que han disminuido un 26% en el último año, según datos de la Bolsa de Granos de Chicago.
Analistas del sector explican que el dólar más barato y la menor oferta nacional debido a las sequías han impulsado estas compras. En promedio, las importaciones de maíz durante el primer semestre se cotizaron a 470 dólares por tonelada, un 29% menos que el precio promedio de 661 dólares del año pasado. A pesar del aumento en el volumen, la factura total de las importaciones ascendió a 5,553 millones de dólares, lo que representa una baja del 12.8% en comparación con el año anterior.
Los especialistas anticipan que las importaciones seguirán en aumento en el segundo semestre de 2024, debido a la disminución en la siembra provocada por la falta de agua. La Secretaría de Agricultura (Sader) ha informado que la superficie sembrada de maíz en México será un 10% menor que el año anterior, con una producción estimada de 25.4 millones de toneladas, el nivel más bajo desde 2020.
En Sinaloa, el principal productor de maíz del país, los agricultores han reportado una cosecha de solo 3.5 millones de toneladas este año, un 41% menos que el promedio de 6 millones de toneladas de años anteriores. Francisco Chapa, agricultor e integrante del Comité de Prácticas Societarias del Consejo Nacional Agropecuario, indicó que aunque es posible mejorar las cosechas utilizando semillas híbridas, se requieren apoyos para implementar sistemas de riego tecnificado que permitan aumentar los rendimientos por hectárea. Sin estos apoyos, muchos agricultores no pueden acceder a las tecnologías necesarias para optimizar sus cultivos.
