Pese a que publicaciones como The Lancet o Bloomberg destacan como un éxito la aplicación del impuesto, el británico señaló que en el impuesto sólo ha aumentado la recaudación sin impactar en la salud pública.
Citando datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Snowdon señaló que entre 2012 y 2016 aumentó el número de personas obesas en 4 millones, pese al cobro del impuesto.
“Si los impuestos sobre los refrescos fueran una droga farmacéutica, nunca estarían autorizados por una autoridad médica”, señaló el analista, para luego abundar:
“Los costos son importantes, mientras que los beneficios no se han probado por completo. Los impuestos sobre los refrescos pueden ser una buena forma de aumentar los ingresos y una buena manera para que los políticos sientan que están haciendo algo, pero no califican como una política contra la obesidad. Son notablemente ineficaces como una forma de lograr que las personas reduzcan su consumo de bebidas azucaradas”.
Fuente: sdpnoticias.com